LXXIV

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UNBREAKABLE

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Lara después de aquella conversación dudaba de la cordura del señor Ollivander porque esa varita era parte de uno de los cuentos infantiles de Los cuentos de Beedle el Bardo. Pareció que el señor Ollivander se dió cuenta de su desconfianza pues este no volvió a comunicarse con Lara y ella no hizo ningún esfuerzo para hacerlo, tal vez era una señal.

Tal vez está situación quería obligarla a mantener la cordura que tristemente había abandonado el cuerpo del señor Ollivander y este era un trabajo difícil pues después de aquel día había empezado a torturarla con más frecuencia, no obstante ella se mantenía firme en su posición.

Se había convertido en una rutina. Justo antes de la hora de dormir el par de hombres bajaban y le hacían un par de preguntas mientras la torturaban pero ella no respondía ninguna de ellas, ni siquiera hacía el intento y esto enojaba al mayor que con fascinación la torturaba con mayor dedicación, sí, la maldición cruciatus era la principal pero no le importaba usar alguna otra que aunque no fuese tan dolorosa era humillante y fue en uno de esos días que finalmente lo reconoció.

Él había estado en la batalla del ministerio pero habían desarmado muy pronto, alguien que no era más que ella, ahora entendía porque lo veía disfrutar tanto de su sufrimiento.

Estaba mirando la pared que separaba ambas habitaciones, esperando por Thaddeus y aquel hombre que de nuevo usaron su cuerpo para su diversión.

Esperaba que esta vez rellenaran aquel cesto de pan que habían dejado hace un par de semanas, al pensar en eso se decepciono de sí misma pero le había sido imposible no perder las esperanzas porque por más que estuviera manteniendo su cuerpo y sus conocimientos no le servían de mucho cuando estaba desarmada y su cuerpo dejaba de funcionar en cuanto alguien entraba.

Estaba cansada de esto así que lo volvió a intentar, deseando que esta vez funcionara y empezó a tocar todas las piedras de la pared, esperando que alguna estuviera floja o abriera a un pasadiso secreto pero nada. En ese momento no le importó perder un poco la razón pero empezó a mover todas las antorchas, girandolas, jalandolas, esperando encontrar una salida secreta pero no.

¿A quién le pertenecería esta casa? Se preguntó por un momento. Tal vez descifrarlo podría ayudarla a escapar más fácil pues cada dueño adapta su casa a sus necesidades. Dudaba que Voldemort tuviera una propiedad y tampoco podría ser de ninguno de los mortifagos encarcelados al menos no de Bellatrix o su marido o cuñado.

La cabeza le dolía por lo que dejó de pensar y cerró los ojos intentando quedarse dormida para así lograr calmar un poco su dolor pero no funcionó.

A veces le costaba respirar, sentía su corazón latir con menor velocidad pero ella se aferró a la vida, sacó fuerzas de quien sabe donde y se mantuvo por el mayor tiempo consciente, fue en ese tiempo que decidieron dejarle un par de panes duros en una cesta que hizo durar casi 3 semanas así que concluyo que no la querían muerta o al menos no por ahora.

El sonido de la puerta abriéndose la hizo soltar un bufido.

—Oh ¿Ya te rendiste pequeñita? —se burló el mayor en cuanto vio como ella permaneció inmovil en su lugar a diferencia de las otras veces donde ella había intentado atacarlos

—Si quieres información no la conseguirás de mi parte —aseguro mientras lanzaba una mirada mortífera

El hombre río y se puso a su altura, escaneando su rostro. Sus hermosos ojos habían perdido ese brillo encantador y el color de su piel había desaparecido. Él se relamió los labios antes de ponerse de nuevo de pie y darle un vistazo a Thaddeus— Esta lista

FLAWLESS | Oliver WoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora