LXXVII

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THE RETURN

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Abrió los ojos completamente adolorida en la zona lumbar y vio a su alrededor aterrada de que esto solo hubiera sido un sueño pero no lo era.

El delicioso aroma a nuez y toques de vainilla de inmediato fue percibido por su nariz. Se sentó pese al gran dolor y vio la pared verde menta y su tocador, la gran ventana que estaba frente al gran árbol su cuello se giró hacia su lado y vio su mesita de noche con algunos de sus libros cubiertos por una fina capa de polvo, se giró hacia su otra mesita de noche y sin esperarlo vio sentado a su padre con la cabeza hacia el pecho y los brazos cruzados, estaba dormido y aun en ese estado pudo detectar que ese no era el Marius Black que había dejado esa noche de octubre.

Con mucho esfuerzo estiró su brazo hacia uno de los brazos del hombre que inmediatamente despertó.

—Mi pequeña —el hombre se levantó de su lugar e inmediatamente la abrazó con delicadeza— ¿Cómo te sientes?

Ella no respondió, solo empezó a llorar en el hombro de su padre, era un llanto de alegría completa y empezó a abrazarlo con más y más fuerza anhelado porque el momento durara para siempre.

—Mi pequeña —repitió, separándose lentamente después de unos segundos. Marius puso ambas manos a las mejillas de Lara y le dio un beso en la frente— ¡Elinor, Lara despertó!

No pasaron más de 2 minutos y su madre había entrado a la habitación en llanto.

Ella no habló, sólo envolvió sus brazos alrededor de la cintura de su hija con delicadeza y la sintió sollozar.

Eso fue todo.

Ella le devolvió el abrazo y empezó a llorar junto a ella. Su corazón dio un vuelco, en todo ese tiempo no pudo pensar en nada más que abrazarlos, verlos simplemente y ahora hacerlo era un sueño.

Elinor después de un buen rato se separó de su hija y con su mano apartó un mechón de cabello mientras la veía con amor y pena mezcladas. En sus ojos se notaba el dolor de haber creído por un momento que no volvería a ver a su hija o al menos no con vida y tenerla de nuevo le alegraba y a la vez que dolía verla en ese estado. Estaba desnutrida, eso era claro y aunque no estaba en los huesos era claro que había perdido al menos unos 5 kilos.

Recordó el día que la vio con el cuerpo de Sirius en sus brazos y no pudo evitar llorar.

—Mamá, estoy bien. No tienes porqué preocuparte, estoy en casa... Estoy en casa —repitió esto en un susurro con alegría, contenido las lágrimas— Pero díganme ¿Cuánto tiempo ha pasado?

—Han pasado casi 9 meses —dijo Elinor, con una sonrisa mientras acariciaba el cabello de Lara— Fueron los peores meses de nuestra vida, tu padre estaba a punto de matar a todos

Lara río suavemente, sin creer cuánto tiempo había pasado, para ella el tiempo había corrido tan lento ahora que lo pensaba y empezó a escuchar a su padre sorber su nariz.

Era la segunda vez que lo veía llorar en sus 19 años de vida, ella no podía dejarlo pasar— Vamos papá, los Black no lloramos —bromeó aun teniendo lagrimas acumuladas en sus ojos— Ahora podrás ocuparte de acabar con esos malditos mortifagos

—¡¿Quién fue el que te llevó a este infierno?!¡Necesito nombres de todos estos hombres!

—¿Podemos seguir disfrutando de este reencuentro un poco más? Te contaré todo después, lo prometo —Y de pronto un par de preguntas vinieron a su mente— ¿Que paso con Dumbledore? ¿Realmente murió? Y Voldemort ¿Aún vive?

FLAWLESS | Oliver WoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora