PATRONUS (Remus Lupin)

01

Oficina de Aurores
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CAPITULO 1

 "I tried so hard, and got so far, 
but in the end, it doesn't even matter. 

I had to fall to lose it all, 
but in the end, it doesn't even matter."

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Hacía años que el departamento de aurores en el ministerio de magia no había estado tan alborotado como ese día. Magos y brujas caminando de un lado a otro, aviones de papel mágicos cruzando, volando de un departamento a otro, chimeneas recibiendo a aurores que no aparecían en el ministerio desde hacía años.

En la sala de juntas hay una docena de aurores luchando por tener la palabra, la noticia había llegado a primera hora de la madrugada y las especulaciones de lo sucedido eran cada vez más extravagantes. En la habitación reina el caos, desde los aurores más viejos hasta los más jóvenes están en completo shock. Ni siquiera la orden de donas glaseadas que descansa en el centro de la mesa circular es capaz de infundir cierta calma como suele pasar en las reuniones durante los últimos años.

Unos pasos se escuchan en la entrada de la sala y seguido de ellos llega Cornelius Fudge, el ministro de magia. De un momento a otro, las conversaciones se apagan, los murmullos se agotan y solo persiste un silencio mientras Fudge toma asiento en una se las sillas. No dice ni una palabra.

–¿Es verdad? ¿Ese cretino ha escapado? –La voz de Alastor Muddy resuena con brusquedad entre las paredes de la sala.

El ministro pasa una mano por su frente antes de asentir lentamente con la cabeza.

–El primero en escapar de Azkaban –Habla una bruja–. No pudo hacerlo sin ayuda.

–¿Qué insinúas? –Pregunta otro mago–. ¿Qué Quien-tú-sabes le ayudo?

–La pregunta no es quien lo ayudo, es como lo hizo. –Habla otro mago–. Hay cientos de dementores en la entrada de su celda y rodeando toda la prisión.

–Por alguna razón, no le afectan igual –Explica el ministro, su mirada se posa en Elizabeth por un momento. La chica esta seria, reviviendo la última vez que vio al prisionero una y otra vez–. Lo vimos hace poco tiempo, en la visita obligatoria a la prisión que debo hacer cada cierto tiempo. Parecía casi normal...

–Es verdad –Apoya Elizabeth, enderezándose en su asiento para ser escuchada–. después de trece años no es normal que no sufra de las secuelas que los dementores dejan en un prisionero.

–Hoy me comunique con los que custodiaban su celda –Vuelve a hablar el ministro–. Dicen que estos últimos días solo repetía una cosa, una y otra vez.

–¿Qué decía, señor ministro? –Pregunta Erika rompiendo el momento de suspenso.

–"Está en Hogwarts..." –Habla el ministro, su cuerpo se inclina hacia enfrente y con su dedo índice toca la mesa enfatizando sus palabras–. "Esta en Hogwarts..."

El corazón de Elizabeth da un vuelco, tiene que respirar profundamente para evitar entrar en pánico. Los murmullos de sus compañeros la ponen tensa, porque al igual que ellos, sabe perfectamente lo que significan esas palabras. Se imagina, al igual que todos, a quien es la única persona que Sirius Black puede estar buscando en el colegio Hogwarts.