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Ministro de magia
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CAPITULO 11


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El tiempo en Hogwarts pasa volando, o por lo menos para Elizabeth sí. Los dementores están cada vez más impacientes y tuvo que ponerles un alto porque un par de ellos escaparon a Hogsmade. De no ser por madame Rosmerta una tragedia pudo haber pasado. Por más lechuzas que mande al ministerio, ninguna de ellas es devuelta con las noticias que necesita. Disminuir la cantidad de dementores en el castillo.

Son demasiados y están creciendo hambrientos. Su lugar perfecto es en azkaban, donde pueden alimentarse de la desgracia ajena. En Hogwarts están presentando demasiada abstinencia, y se están desquitando con el único ser humano con el que conviven horas en el día. Elizabeth.

El hecho de que la chica pueda mantener su patronus corpóreo volando a su alrededor mientras hace sus guardias regulares en los terrenos del castillo es una verdadera prueba de que es la mejor hechicera en las artes oscuras que hay en el país, su puesto no fue entregado a la ligera, y su placa no es adorno. No por algo es la primera mujer aurora en ser la guardiana del ministro.

Sin embargo, tiene meses que no está en su puesto oficial y ser niñera de Dementores está empezando a colmar su paciencia. Mientras tanto, la investigación de Black no prosigue, su rostro está en todas partes y aun nadie lo ha visto. Lo que resulta aún peor, han escapado más prisioneros de Azkaban, entre ellos Bellatrix Lestrange, prima de Black. Sin duda, todo está conectado, pero la captura del asesino sigue en retroceso.

Elizabeth termina sus horas de guardia de esta semana completamente destruida. Fue un día difícil, dejo que traumas de su pasado nublaran su mente por unos momentos y su patronus perdió fuerza en los últimos minutos de su jornada laboral. Cuando logro hacer todo su recorrido en los alrededores de Hogwarts asegurándose de que ningún dementor estuviera fuera de lugar y se aseguró de que todo estaba en orden tomo un carruaje directo a Hosgmade para aprovechar la segunda visita de los estudiantes.

Habían pasado semanas desde la anterior visita y esta vez no estaba tan poblado el pueblo como la ves anterior. Es completamente comprensible gracias a los últimos acontecimientos en el mundo mágico, varios padres de familia debieron retirar el permiso de salir del castillo a sus hijos. Elizabeth agradece mentalmente, mientras menos alumnos estén fuera del castillo menos tentación hay para los dementores, por lo tanto, su trabajo es menos difícil.

Con los labios temblando y el frio haciéndole daño en el interior del pecho, Elizabeth entra a Las tres escobas y se topa con la persona que más quiere ver en el mundo mágico. Cornellius Fudge. Su paso es decidido cuando empieza a caminar hacia una mesa que esta junto a un enorme árbol de navidad, pero al notar que sus dientes empiezan a castañear se desvía hacia la barra y ordena un chocolate caliente. Necesita estar fuerte y segura para enfrentarse al ministro, no temblando de frío y miedo.

–Elizabeth, no puedes seguir así –Remus, que estaba sentado en el banco al lado del que se sienta ella, se da cuenta del estado de la chica al instante.

Después del incidente en la oficina de Remus, ambos han dejado de frecuentarse un poco y solo pasan tiempo juntos algunas mañanas cuando desayunan o si se encuentran en los pasillos por la tarde. Las noches han cambiado gracias a las guardias que se han implementado para cuidar los pasadizos y los dos terminan exhaustos al final del día como para buscarse el uno al otro. Es un pretexto perfecto para que ignoren esos sentimientos que florecen cada vez que pasan tiempo juntos, pero ninguno de ellos lo admite en su interior.

PATRONUS (Remus Lupin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora