08

151 13 0
                                    



PERFECTOS PREFECTOS

___________________________

CAPITULO 8



"I know I do this every time
I walk the line, I play with fire
And I stop myself before the crime
I walk the line, I play with fire

I don't wanna push you way too much
I don't wanna lean that way too far
I don't wanna ever learn the hard way"



_____________________________________________________


Jack no volvió.

Ha pasado poco más de un mes desde la conversación que tuvieron aquella noche en la que sería la dichosa propuesta frente a la familia del hombre. Aquella noche en la que Elizabeth le dijo que no podía ofrecerle un para siempre, pero si un por mientras. Aquella noche en la que Jack le dio un último beso y salió por la puerta de su departamento sin mirar atrás.

Esa noche Elizabeth había sacado varías botellas de vino y había brindado por Jack, por su nueva vida sin ella, por haber sido lo suficientemente inteligente para irse antes de que fuera demasiado tarde. Brindo también por ella misma, por su trabajo y por pertenecer a la Orden del Fénix y estar haciendo algo que aporta a la sociedad mágica. En algún momento empezó a brindar por toda la mierda que habia tenido que soportar en su pasado y concluyo que terminar con una relación que ella no había querido empezar en un primer lugar era algo insignificante en comparación. Pero luego, cuando ya no podía ponerse de pie y calló rendida sobre la alfombra de su sala, empezó a brindar por la casa en el campo que no va a tener, y los hijos que tampoco tendrá, y, por último, antes de cerrar los ojos, brindo por unos ojos cafés que nunca serán suyos.

Elizabeth había generado una adicción con la bebida a partir de que la relación fugaz con Remus terminó.

La chica bebía desde antes, por supuesto. Era una mujer adulta que solía tener botellas en su alacena por si se presentaba alguna oportunidad. Claro que al no tener muchos amigos y pocas visitas familiares solían irse acabando poco a poco, una caja de cuatro botellas podía durarle meses sin ser abierta. Un claro ejemplo de que no era adicta antes es que durante todo el año que estuvo en Hogwarts fueron muy ocasionales las veces que probo el vino. La única vez que se embriago durante esa temporada fue la vez que tomo en Hogsmade en compañía del hombre lobo.

Costaba admitirlo, pero la desaparición de Remus de su vida la dejo en un completo caos. Se había entregado por primera vez a alguien, había entregado sus miedos, sus sueños, su pasado, sus anhelos... nunca se había enamorado hasta que lo encontró a él, o mejor dicho, hasta que se reencontró con él.

Regresar a su vida ordinaria nunca había sido tan desgastante.

El trabajo de sus sueños dejo de tener el propósito que antes tenía, si bien hacía años que sentía que debía buscar algo que la llenara más que ser Aurora, el ascenso fue solo un pretexto para mantener su mente ocupada y se quedó. Se quedo en ese trabajo que era lo único que le daba estabilidad en su vida.

Sin embargo, en aquel entonces las noches empezaron a parecer muy largas, entre el insomnio y los fantasmas de lo que pudo ser con Remus. La caja de botellas de vino paso a durar una semana en lugar de un mes.

PATRONUS (Remus Lupin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora