PATRONUS (Remus Lupin)

11

Noche buena

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CAPITULO 11

"I was wrong to say I loved her, I was wrong to think I'm right
When I told her it was over, oh my darling I had lied
I've been running from my demons, afraid to look behind
I've been running from myself, afraid of what I'd find

But how am I supposed to love you when I don't love who I am?
And how could I give you all of me when I'm only half a man?
'Cause I'm a sinking ship that's burning, so let go of my hand
Oh how can I give you all of me when I'm only half a man?"

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Un olor a cena navideña y ponche está impregnado en el pequeño comedor. La mesa está repleta de bocadillos, entremeses, vajilla y cubiertos finos. En el centro de la mesa, un gran pavo relleno espera su turno para ser servido.

Una copa de vino se rellena mágicamente una y otra vez cada vez que se acaba su contenido. Las personas se sientan, se levantan, se vuelven a sentar y sobre todo, conversan animadamente entre ellas. Elizabeth se mantiene entretenida tomándose el vino tinto que tanto anhelaba desde que puso un pie en la casa de su madre, ya esta sintiendo en su cuerpo ese familiar entumecimiento por el alcohol, el pavo siempre tan delicioso ya no le sabrá igual.

–¿Qué dice John, cariño? –Pregunta su madre cuando la cena comienza y todos están entretenidos comiendo de sus platos bien servidos como para iniciar conversación.

La joven da un sorbo a su copa, notando la mirada curiosa de su familia sobre ella.

–Olvide mencionarlo, mamá –Sonríe Elizabeth concentrándose en partir su comida con tenedor y cuchillo–. Ya no estamos juntos.

Silencio.

Ni siquiera el sonido de los cubiertos acompaña su respuesta.

–Creí que se casarían... –La voz de su madre sale muy decepcionada quebrándose en la ultima palabra. Jamás debió decirle lo del anillo. Fue un completo desliz, una noche en la que el alcohol la hizo añorar la aprobación de su madre y su compañía, como solía hacer cada vez que enseñaba sus mejores notas al ser una adolescente–. ¿Qué hiciste para arruinarlo?

Elizabeth acepta el insulto metiéndose un bocado de comida en la boca, agradeciendo tener un pretexto para no hablar. Detesta sentir las miradas desaprobatorias de todos. Sobre todo, las de las hermanas de su madre que cada año parecen más preocupadas por su vida marital cuando deberían de estar preocupadas por ellas mismas.

–No es un buen momento para bodas, madre –recuerda Elizabeth cuando traga su comida. Su madre tiene la cara seria. Mientras toma de su copa casi se siente culpable por causarle molestas en esta noche buena, después de todo su esfuerzo por preparar un buen banquete–. Con todo lo que está pasando... tengo mucho trabajo también...

–Es por eso por lo que debes tener a alguien que cuide de ti –su madre regresa la vista a su comida claramente sin apetito–. ¿Qué pasara cuando todo esto empeore? Debes dejar ese trabajo...

Otro sorbo a su copa de vino.

–Eso es verdad, tienes una posición muy riesgosa en el ministerio, querida

–No deberían tener a una mujer en ese puesto, no en estas circunstancias.

–Verdaderamente irresponsable.