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VERDADES || XXXIV

VERDADES || XXXIV

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MARTIN


Desperté en una cama de hospital completamente desorientado, con una enfermera a mi lado midiendo mis signos vitales y demostrando una sonrisa al verme abrir los ojos.

Al principio me asuste, lo ultimo que recordaba era ir en la moto, resbalar y luego todo se apago. Como si me hubiese dormido una siesta de medio día solo que ahora desperté en un lugar muy distinto a mi cuarto.

Ya ha pasado un día desde recupere la conciencia, aun me tienen hospitalizado para ir midiendo mis signos y a la vez ver como van mis heridas, después de todo, dos costillas rotas y rasguños por todo el cuerpo no es algo para tomar a la ligera.

Se hacen las 13:00 y con ello aparece un enfermero con la comida en sus manos ya que es hora de comer.

—    Muchas gracias.    — dice mi madre al recibirla.

Ahora mismo en la habitación estamos mi madre, mi Tita Ester y yo.

—    Come antes de que se enfríe.    — dijo Ester acomodando mi comida en frente mio.

—    No tengo diez años tita.    — dije con una leve risa que frene rápido ya que cada risa es un dolor infernal en el pecho.

—    Para haber hecho lo que hiciste, lo pareces...    — dijo mi madre.

Ella sigue enfadada por lo ocurrido, y yo sigo dolido por lo que ella me está ocultando.

—    No pensé que acabaría así.    — dije jugando con la sopa de mi plato sin mirarle.

—    ¿Y cual era tu idea Martin? Porque correr en la moto en carreras clandestinas no terminará nunca en algo bueno.

—    Quería despejarme ¿vale?    — dije enfadado, no me gustaba cuando me regañaban.

—    ¿¡Despejarte de que martin!? ¿Que acaso no lo tienes todo?    — dijo ella demasiado afectada.

Nuestros tonos de voz estaban muy alzados y ni ella ni yo éramos consientes de ello.

—    ¡Porque lo supe! Se que tienes cancer y a pesar de que a veces nos peleemos no quiero perderte mamá.    — dije ya dejando salir las lagrimas e intentando limpiarlas antes de que ella las notase.

Tanto mi madre como Ester se quedaron sorprendidas, no pensaron que yo diría lo que dije.

Ester... — dijo mi madre pero le interrumpió Ester.

Les dejo solos. — dijo ella saliendo del cuarto.

Una vez estábamos a solas en la habitación un silencio quedo en el cuarto. Mi madre se sentó en mi camilla Justo mirándome a los ojos.

SEMPITERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora