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MARTIN
Por fin navidad, parecerá que soy un crío de cinco años pero es que esta fecha para mi lo es todo.
Las películas navideñas, el frío de la nieve que a veces cae, los chocolates calientes. Todo eso me generaba una Alegría incomparable. Y mas alegre me ponía este año al volver a celebrarlo con los Piper, ademas esta mi padre, mi madre ya no esta con esas ojeras enormes, esa pena oculta, ahora todo era Alegría.
Llegamos a casa de los Piper a eso de las siete de la tarde, mi padre y Aron harían una barbacoa sin importarles mucho el frío que haría.
Yo me estuve un poco jugando con los mas pequeños del lugar hasta que ya dejaron de darme bola por lo que me fui a la cocina a ver si es que había algo de comer.
Para mi suerte solo estaba Lucia y ahora que estamos en buenos términos puedo picarla como lo hacia antes de todo lo ocurrido entre nosotros.
Llegue por su espalda y la asuste poniendo mis ambas manos en sus hombros, pero la reacción que tuvo ella fue la que menos me esperaba.
— No vuelvas a tocarme. — dijo dándose vuelta luego de haberme cruzado la cara de una cachetada.
— Solo era una broma Lucia. — dije extrañado cogiéndole la mano.
— ¡Que me sueltes! — chillo ella y yo la deje a penas lo hizo.
— ¡Lucia! — chillo Ester enfadada apenas entrando junto a mi madre y Clara.
Lu me miro y luego salió casi que corriendo del lugar.
— Yo voy a verla. — dijo Clara saliendo detrás de ella.
— ¿Que le hiciste? — dijo mi madre con su mirada asesina.
— Solo la asuste, yo, yo no pensé que se lo tomara así. — dije entre confundido y arrepentido.
— Tranquilo, lleva unos días extraña. — me dijo Ester.
— Iré a disculparme. — dije saliendo por donde se fueron antes tanto Clara como Lucia.
Llegue a la habitación de Lucia que era en donde estaban hablando las chicas.
Lu lloraba y Clara solo la consolaba, no pensé que fuese para tanto un leve susto. O eso creía, pero justo antes de que entrase Lucia volvió a hablar y preferí escuchar.
— No puedo sentir el tacto de un hombre, todo me recuerda a el, a sus manos tocándome y yo sin poder hacer nada. — decía lucia en un tono casi inaudible.
¿De quien hablaba? Quien cojones la había tocado sin su consentimiento.
— Sigo pensando en que deberías denunciarlo Lu, Fernando se merece pagar, el te violo. — dijo Clara y a mi se me rompió algo dentro.
