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AITANA
Mi miro frente al espejo, con el hermoso vestido blanco que hemos elegido entre Clara, Ester y Lucia. Poco tardan en asomarse algunas lagrimas.
Este momento lo llevo esperando desde que Sebas se arrodilló, muchas cosas sucedieron entre medio, el accidente de Tin, Alejandro intentando contactar con Ester, pruebas de vestuario, muchas cosas.
— Venga tita no puedes llorar que se te arruinara el maquillaje. — dijo Lucia a mi lado al ver como me emocionaba.
— Lo siento... — me gire a verles, tanto a mi hija como a Luci con Ester.
Las tres con vestidos preciosos y unos maquillajes que las dejaban bellísimas.
— Venga que Sebas espera pero no por mucho. — dijo Ester generando que nos riésemos todas.
Las cuatro cogimos aire y nos dirigimos hasta la puerta de la iglesia, las chicas entraron antes que yo para irse hasta los asientos que tenían previamente asignados.
Yo por otro lado me junté con mi padre que a penas me vio de aquel vestido blanco se entusiasmó.
Y hasta que llego el momento, comenzó a sonar la canción que habíamos acordado y con ella entramos ambos, es decir mi padre y yo.
Ver todos nuestros amigos y familiares sentados a nuestros costados y con una sonrisa en el rostro me emocionaba un montón. Y aun mas me emocioné cuando le vi a el.
Con sus ojos aguados y una sonrisa con el labio temblando, nos amábamos, eso lo tenia mas que claro.
— La cuidas, ya lo has hecho antes, ahora lo seguirás haciendo ¿No? — dijo mi padre cuando me entregaba a Sebas.
— No dejaré que nada le suceda.
Pasamos ambos a posicionarnos frente al "Padre" para que iniciase la ceremonia, cogidos de la mano sintiendo ambos el calor del otro.
— Estas hermosa, que lo sepas.... — me susurro Sebas al oído.
Yo solo sonreí y alce el mentón para poder escuchar todo muy bien.
Fueron unos treinta minutos oyendo al padre sentenciar los versículos de una biblia y luego desearnos lo mejor a ambos. Hasta que por fin llego al momento que yo esperaba, el momento de decirnos el "Si"
— Sebastian Yatra, ¿Aceptas como tu mujer a Aitana Ocaña? — pregunto el Padre.
— Si, Aceptó. — dijo el cogiendo mis manos y teniendo su mirada en mis ojos.
— ¿Prometes serle fiel, estar con ella en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?.
