Capitulo 46

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ADRIEN:


Es asombroso lo que tú me haces sentir. Es decir, no lo sé, quizás puede llegar a sonar un poco patético, pero es la verdad. Si es que tú me llegas a dejar algún día, yo me voy a ir ahogando lentamente, hasta quedar completamente en el fondo del mar.

De verdad me estás volviendo loco. El poder que ejerces sobre mí es tan increíble, que me tengo que aguantar las ganas con todas mis fuerzas de acercar mi rostro al tuyo, mirar tus ojos y encajar mis manos en tu nuca, acercarte lentamente y entrelazar mis labios con los tuyos; ahora mismo. Te tengo frente de mi, solo a unos centímetros y te juro que me estoy mordiendo los labios para no hacer lo que quiero.

Pero se me hace tan difícil.

La forma en la que me sonríes, y ese pequeño hoyuelo que se te forma a un lado de la mejilla. Te cohíbes tanto como yo, pero quizás no tanto, porque bueno, nadie me gana a mí, al fin y al cabo; cuando sostengo mi mirada en tus ojos por más de unos segundos. Te comienzas a reír de la nada, escondes tu rostro entre tu cabello y te acercas a mi para golpearme desesperada porque deje de mirarte. Y es cuando te atrapo y te mantengo firme en mis brazos. Reclamas gritando contra mi pecho pero a pesar de eso, no te alejaré. Quiero que estés salvo, te mantendré a salvo.

Una sonrisa aparece en mi rostro cuando de repente me muerdes el hombro, pero eso solo hace ajustar mi apretón. Ríes con ganas y me pides que te suelte, pero se me es tan difícil. Llegaste en el momento perfecto, cuando nadie lo esperaba. No tenía fe de lo que iba a ser de mí, de si alguna vez podría salir adelante y en ese instante, fue cuando llegaste tú.

Apareciste en frente de todos, en la clase de matemáticas. Sonreías con nerviosismo porque quizás no estabas consciente de lo que tenías que hacer. Creíste que ibas a llegar temprano y así no tener que presentarte frente a todos, algo a lo que me causa bastante gracia porque es algo que yo haría. Comienzas a presentarte y cuando te vi, de inmediato causaste algo en mí. Algo empezó a emerger dentro de mi y no pude soportarlo. El profesor te hizo pasar y bajé mi rostro de inmediato al ver que te acercabas al fondo del salón, en donde estaba yo, como siempre. Cuando escucho que tu voz vuelve a brotar de tu boca, cerca de mí, tuve que detenerme a interpretar lo que estabas diciendo. Te acercaste a mí, sin dudarlo, cuando todos hacían lo contrario.

En ese momento, no sabía que lo que sentí por ti, se iba a intensificar tanto a través del tiempo. Se ha pasado tan rápido, y no estoy diciendo que llevemos poco. Me siento tan feliz cuando estoy contigo y cuando no lo estoy, no dejo de contar los segundos que faltan para volver a encontrarme contigo, que cuando finalmente lo logro, me cuesta acostumbrarme como ahora.

Y no dejo de sorprenderme.

Ahora, te separas de mi y apoyas tu cabeza en mi hombro, justo en el lugar, donde puedo acercar mi mano, apoyarla en tu cabeza, y comenzar a acariciarla, y comenzar a acariciarla suavemente. Te estrechas contra mí y suspiro de felicidad. Te separas y me mira a los ojos y también me obligo a mantener la mirada para no sentirme humillado porque hasta ahora tu me vas ganando. Te relames los labios y te aferras con tus dos manos a mi pecho, para así, darte un impulso y posar tus labios en los míos.

Son tan suaves, como siempre. Cuando te besé por primera vez, temí que me miraras raro, me dijeras algo que me doliera mucho más que haberme negado aquel beso y finalmente, irte de ahí, dejándome solo, cosa que me hubiera matado.

Pero no. Dijiste esas palabras que me dejaron sin habla, y estoy hablando en serio. Y luego te acercaste mí, tal como lo hiciste ahora y sentí tus labios tan suaves como ahora. No puedo evitar sonreír al recordar aquel momento, así que eso entorpece nuestro beso. Me regañas tirándome más del suéter que traigo puesto pero hace que me sienta aún mejor e intensifico el beso, entre abriendo mis labios dejando que pase tu lengua por la mía y comienza la batalla. Mi corazón comienza a latir aún más rápido de lo normal, y más rápido que cuando estoy contigo. Tus manos suben por mi cuello y las cosquillas permanentes también aumentan, haciendo que incluso llegue a sentir un escalofrío.

Con solo una caricia me haces temblar, Chloe.

Siento tu corazón seguir el ritmo del mío, y me hace pensar lo conectados que estamos. Siento que si te llegases a  a alejar aunque sea de esta ciudad, por unos días, mi corazón se pararía, porque no tendría el motor que marca su paso. Tengo miedo de lo que pueda pasar, tengo miedo del futuro. Aunque sé que Luka ya no es parte de nuestras vidas, por lo menos, hasta ahora, sé que puede aparecer en cualquier momento y una de las especialidades que tiene él, es destruirnos. Hará lo que sea para verme mal y sabe muy bien que si te hace algo, es porque encontró mi punto más débil. Pero bueno, eso nadie lo puede predecir, digo, aún no pasa y no somos psíquicos como para saberlo, pero por ahora, lo que quiero y tengo presente en mi corazón, es hacerte feliz hasta el fin de los tiempos, tenerte en mis brazos hasta que envejezcamos y ahí morir, quedarnos unidos para siempre, y luego cuando nos encuentren, que la muerte sea la que no mantenga juntos y no que nos separe como suele hacerlo o suelen decir.

Sé que has notado que he estado divagando mientras tus labios siguen deslizando en los míos con tanta perfección, porque te has alejado. Sigues con las manos en mi pecho y me miras con el ceño fruncido. Yo solo te miro porque no sé qué decir, no puedo decir nada ahora mismo. El miedo me consuma y la felicidad exterior lo enmudece. Lentamente comienzas a sonreír y me pasas una mano por el rostro. Cierro los ojos al sentir la fría palma de tu mano contra mi mejilla y oigo tu risa coqueta. Vuelvo a abrirlos y observo tu mirada que tanto amo. Esa que me hace comprender lo mucho que te gusto porque sé que yo te miro igual. Te acercas a mí y posas un beso en mi mejilla, lento y con precisión. Te acercas a mi oreja y oigo como tus labios se abren un poco para dejar salir esas palabras que estarán en mi por siempre.

-Sigo aprendiendo a comprender las emociones que emite tu rostro, pero esta si que la conozco-Dices susurrando. Cierro los ojos para sentir más lo que estás por decir-Esta bien sentir miedo algunas veces, pero conmigo no tienes porque. Estaré contigo hasta que mi corazón se detenga y entonces ya no tenga una razón por la cual seguir viviendo. Y si se detuvo, sería solo por algo.

Y entonces me miras nuevamente y tu rostro me mira confuso. Yo también estoy aprendiendo a interpretar tus expresiones, Chloe. Pero esta no la conozco.

Tomas aire y dices.

-Si mi corazón se llega a detener alguna vez, sería única y solamente, porque tu has dejado de hacerlo latir.

Déjame sin palabras (Adrichloe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora