Capitulo 34

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-Déjame explicarte.

Adrien va a mi lado, y yo manejo por la ya vacía carretera. Coldplay suena por los altavoces mientras que los rayos de sol bloquean nuestras vistas.

-Ilumíname-Exclama Adrien. Yo lo miro de reojo y ruedo los ojos. Él sonríe.

-Si la oveja cruza el río con la lechuga, dejando solo al lobo, lo cual tú dices que es lo más lógico porque así este no se comería a la oveja, está mal.

-¿Qué?-Grita él y se encoge rápidamente en el asiento. Se lleva las manos a la cabeza y cierra los ojos-Estás mal, yo te dije la respuesta correcta.

-No, Adrien-Digo meneando la cabeza-Si sigue como tú dices, al llegar al otro lado, la oveja se comería a la lechuga.

Adrien abre los ojos hasta unos veinte metros más de lo posible, suelto una carcajada tan grande que estoy a punto de soltar el volante, pero justo, entramos al estacionamiento del instituto.

-Algún día lo resolveré, yo soy Einstein 2.0-Dice mientras baja del auto. Se cuelga la mochila azul marino en un hombro y me ayuda a cargar la mía mientras me bajo. Cuando por fin llego a su lado, no me la devuelve-Soy él amplificado al infinito.

Ruedo los ojos y comienzo a caminar dejándolo atrás de mi. Adrien grita algo pero mi sonrisa es tan grande que me obstruye la audición.

Siento una mano alrededor de mi cintura y luego él me voltea hacia él. Veo que su rostro comienza a aproximarse más de lo que debería y me apresura en levantar un dedo para detenerlo.

-Me das hasta un pequeño beso en pleno instituto y te juro que te arranco la boca de un puñetazo-Resoplo.

Doy media vuelta y me encamino hacia la gran construcción de ladrillos. No espero a Adrien mientras entro en el instituto y camino por los pasillos desiertos.

No tengo idea porque hemos llegado tarde, es decir, siempre salimos de casa a la misma hora. Creo que todo corre más rápido desde que estamos...Diferentes.

O algo así, supongo.

-¿Por qué?-Pregunta él con un toque de picardía.

El calor se está apoderando lentamente del lugar, y nosotros, en plena mañana, ya queremos despojarnos de toda prenda que traemos puesta. Es como si la ropa se te pegara al cuerpo. Ambos estamos con unas remeras delgadas y yo con una pequeña falda. Pero el estúpido, sigue ocupando botas.

-Porque no, Adrien. No sabes cuánto me gustaría pero por lo menos no me agradaría que nos manden con el director como a esas parejas que se devoran día a día.

-¿Estás diciendo que somos pareja?-Pregunta Adrien enarcando una ceja. Yo ruedo los ojos y cargo mi peso hacia una pierna mientras lo observo con desprecio. Adrien se echa a reír y toma mi cintura mientras me empuja hacia un pasillo que lleva hacia los laboratorios. Todo está más desierto que antes.

-Adrien...

Él se echa a reír a carcajadas y toda esta retumba con un eco en el pasillo infinito, toma mi cintura nuevamente y de un segundo a otro, posa débilmente un beso en mis labios. A los segundos después, está a cinco pasos más allá que yo porque he quedado anonadada. Se da la vuelta y levanta las manos encogiéndose de hombros y corre hasta el salón que nos toca riendo en silencio.

Llego por fin hasta la puerta de clase y espero a Adrien quien se está acomodando los pantalones dentro de sus botas.

Diva.

Cuando finaliza, golpeo con cuidado la puerta de madera blanca y esperamos. Adrien mira hacía mi y me saca la lengua aún riéndose de lo que hizo. El profesor abre la puerta y nos hace señas para que entremos y eso fue lo que hicimos.

La gente nos queda mirando y no entiendo porque siempre ha sido así, digo...

¿Qué tiene de especial que un par de personas x entren solo unos minutos después que ellos?

Adrien viene detrás de mí y nos sentamos en los últimos lugares de la segunda y tercera fila, respectivamente.

-Entonces...señor Agreste, ya que llegó tarde, le toca responder una pregunta-Habla lentamente el profesor Mathews.

Tiene el pelo canoso y un poco largo, usa esos lentes redondos tipo Harry Potter, y un delantal blanco que lleva unas tallas más grande de la normal. le da una apariencia de científico loco, lo cual es totalmente raro, porque es profesor de filosofía, y estos, lucen de lo más normal.

Aunque suelen estar más locos que una cabra. Saben más que tu madre.

-Dígame, profesor-Contesta Adrien con timidez, tratando de esconderse aún más en su asiento. Trae puesta una sudadera color gris, que es tan delgada, que casi puedo ver su piel.

Aparto la vista en cuanto nota que lo veo. El profesor se lleva una mano a su mentón y comienza a pasearse por todo el salón, pasando entre todos y cada uno de los bancos. Que hombre.

-Bien, muy bien-Empieza a decir. Corre los cuadernos de la mesa de la chica de cabello anaranjado de enfrente de él y se sienta sobre la mesa, dejando la mitad de su trasero fuera. Una risa comienza a emerger dentro de mí al pensarlo pero luego me controlo y logro hacerla desaparecer.

Adrien me mira por entre su larga cabellera y frunce el ceño dándome a entender que no tiene ni idea de lo que preguntará. Levanto mis cejas dos veces y él sonríe, apartando finalmente su mirada de mi.

-Dígame que clase de amor preferiría tener usted, teniendo en cuenta, que ha repasado las últimas materias de lengua durante estos años, Agreste.

Mi cuerpo entero se estremece y pienso que responderá. Adrien se despeja su garganta y veo como su manzana de Adán baja también. Sus ángulos son tan marcados que me gustaría atarlos a mi para siempre.

-Ehm...-Titubea él al empezar-Creo que preferiría tener un amor recíproco. En realidad, creo que todos lo quieren así.

Mis ojos se desvían de su rostro para posarse permanentemente en el juego que hago con mis manos sobre la mesa. Se me han estado pegando algunos de los constantes gestos de Adrien, este, por ejemplo. Mis dedos suben y baja por mis manos sin parar.

-Creo que nadie querría tener un amor no correspondido. Imagínese quedar ahí, sin nada-Comenta soltando una pequeña risa y bajando la vista. La clase, incluyendo el profesor, también lo hacen y Adrien se cohíbe aún más.

-¿Tiene en cuenta de que incluso el amor recíproco, no lo exenta de dificultades?-Vuelve a preguntar Mathew. Esta vez, alzo la mirada hacia él y cambio rápidamente hasta el rostro de Adrien.

Sus ojos brillan mientras mira al profesor y se mezclan con el tinte rojizo que tienen sus mejillas. Hacen que el color de sus interesantes ojos se vuelva más intenso, quiero apartar la mirada, pero me obligo a no hacerlo.

-Obviamente siempre cualquier tipo de amor traerá complicaciones, profesor. No todo es perfecto-Emite levantando la vista hacia mí. Siento que mi corazón va tan rápido que está por salirse-Pero claro que ojalá tenga las mínimas posibles, y que mientras dure, sea tan feliz que llegue a hacerlo perfecto.

Ahora si que me veo obligada a apartar la mirada de sus ojos penetrantes. Saco la banda que anuda mi cabello en una cola alta y lo dejo caer a mi lado izquierdo, el que esta hacia él. Mi rostro queda oculto tras la melena rubia justo cuando mis ojos comienzan a cerrarse, suplicándome dejarlos en paz.

¿Qué pasa si no logro hacerlo feliz?

Déjame sin palabras (Adrichloe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora