Capítulo 2: Reglas 2

535 75 4
                                    

Puede que Zsasz fuera un psicópata, pero era un gran administrador, después de todo, fue (por muy poco tiempo) el director y dueño de una súper-compañía.

El tema de las apuestas es otra cosa, el tipo tenía habilidades.

Por ejemplo, logró establecer un búnker subterráneo entre Old Gotham y el ayuntamiento, búnker que obviamente iba a usar.

Esta medianamente bien equipado, provisiones decentes, algunos cuchillos, casi se alejaba de asesino en serie y entraba en paranoico del fin del mundo.

Desventajas, todo necesitaba ser arreglado, reparado u organizado.

Ventajas, había asegurado los servicios básicos. Todo menos una maldita computadora.

Antes de parecer un demente, una buena computadora me ayudaría bastante con mis cacerías, no es mi culpa.

Por ahora eso no importa, tengo que abastecerme y encontrar la manera de pasar desapercibido. Asunto divertido, Zsasz todavía tenía deudas.

#4. Si matas a alguien, sus deudas pasan a ser tuyas.

Lo bueno es que técnicamente no existo, lo malo es que le debía al mismísimo Oswald Chesterfield Cobblepot, el mayor mafioso de Gotham.

Puede que no parezca una gran amenaza, pero tener en la palma de tu mano a todas las pandillas de la ciudad no es de chiste.

Por otro lado, tener una deuda implícita en esta ciudad me va a terminar carcomiendo, es mejor que te deban los favores.

Debo tomarme esto con calma, primero debo asentarme en mi nueva guarida y obtener un salvoconducto.

______________________________________________________________________________

Oswald Chesterfield Cobblepot, también llamado en el bajo mundo como El Pingüino, buen nombre verdad? Pues este mismo nombre fue lo que marcó al hijo de la familia Cobblepot.

Era una noche común en el Iceberg Lounge, las bebidas y el dinero fluían como oro líquido, amasando cada vez más las fortunas de los invitados en las carteras de los mafiosos.

Por encima de todos ellos, en un comedor de lujo, se encontraba un hombre elegante con un esmoquin y una sombrilla a su lado, vigilante a todo aquello que pasaba en su establecimiento.

Era una noche tranquila, el Joker había estado inquieto últimamente, por lo que no había vuelto, algo bueno de la salida de Batman de escena.

A su lado uno de sus guardaespaldas se acercó, vestido con un traje negro, le avisó de una sorpresa: Alguien lo estaba buscando, no por su apodo, sino por su nombre.

Esto era raro, todos en Gotham lo llamaban por su apodo, algo que, aunque lo fastidiara, podía soportar. Lo raro era que alguien lo llamara pos su nombre real, ni siquiera el murciélago lo hacía.

- Déjalo pasar, veamos si pasa algo interesante esta noche.

Cuando su subordinado se fue, no tardó mucho en aparecer una figura alta y pálida en la habitación, vistiendo un abrigo negro, botas de combate y guantes sin dedos. Usando una camisa negra con cuello plateado y hebilla, junto con pantalones negros ligeramente ajustados

Tenía que admitirlo, se le veía bien el negro. Pero eso no fue lo que le llamó la atención, sino sus ojos, dos orbes negros contrastando con un par pupilas ámbar.

Por su cabeza solo pasó un pensamiento.

- (¿Por qué siempre vienen a joder los meta-humanos?).

Esta no sería la primera vez que un meta-humano venía creyéndose mucho y terminaba con un agujero en la cabeza.

Alma huecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora