Capítulo 27: Organización

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-Bienvenido a mi reino, el Ensueño... Donde las historias de la vigilia nacen y mueren...-

Es raro... Siento mi mente surcar un rio de ideas y pensamientos...

¿Unidad?

...

...

...

Ok, esto es raro. Unidad siempre responde, así que debo mantenerme en calma... Estoy en un lugar que no conozco. No está vacío, pero tampoco lleno...

Veo... ¿Qué veo? Solo estoy rodeado de pensamientos metafísicos que me envuelven como el frío en invierno.

Al instante siento una ráfaga suave de escarcha surgir en de la nada, golpeando mi rostro mientras copos de nieve comienzan a caer.

Rayos... Esto es más molesto que los chistes de Harleen.

Casi al mismo tiempo comenzó a surgir una hoja de papel que parecía caer hacia más allá del infinito.

¿Su contenido? Los chistes malos que Harleen encontró en un libro.

Dios... Esto es confuso... Debería leer lo que dicen esas ideas...

Espera un minuto, ¿Leer? Pero con qué letras...

...

...

...

Bien, no sé de donde salió eso...

Me gustaría simplemente volver a Gotham para aclarar mi mente.

Casi como si de una orden se tratase, mi visión cambió a la de Gotham, ocupada por sus incontables callejones, armas y torres. Por lo menos ya tengo un paisaje que admirar...

¿Admirar? Pero si yo quiero cambiar Gotham, algo me está pasando?

Instantáneamente ocurrió algo que no puedo explicar. Una taza de té gigante apareció del cielo y bañó a Gotham en la bebida favorita de Alfred.

Es el fin del mundo...

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Despierto consternado... ¿Tuve un sueño? Yo nunca sueño, no porque no duerma, sino que simplemente nunca se dan en mí...

Estoy en el sillón de una de las muchas salas de Bruce. A mi lado hay una mesa en la cual se encuentra un té recién hecho.

Gracias Alfred.

A los pocos segundos intento agarrarlo, pero una voz infantil me habla.

- Hermano mayor...

Era Jarro, posado en la cabeza del oso muerto de Bruce.

- Buenos días Jarro. ¿Intentarás domar un cadáver?

Al instante el pequeño depredador me mira con su ojo en consternación.

- Hermano mayor, el oso está vivo.

Antes de poder refutar el oso cobra movimiento, pero continúa parado en dos patas. Se acerca a mi posición y agarra con maestría la taza, sorbiendo un poco y luego mirándome fijamente.

- Estás en el viaje...

De inmediato mi mundo desaparece, el tejido de la realidad se rompe y vuelvo al estado inicial, rodeado de pensamientos aglomerados en mi ser.

¿Dónde estoy?

Sin embargo, esta vez siento algo.

No sé a qué dirección miré, pero pude notar como más allá de donde podía ir, más allá de donde mis ojos lograban percibir, un par de ojos simples me observaban, vigilando mi existencia y... ¿Cuidándola?

Alma huecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora