Capítulo 6: La gata

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Ser un criminal en Gotham es de una dificultad variable.

Si tienes suerte, te puedes unir como ayudante de algún mafioso.

Si no tienes suerte, terminarás golpeado hasta la parálisis por el murciélago, siendo llevado a la Fundación Wayne para Discapacitados.

Si tienes mala suerte, un villano te atraerá hacia su circulo, te usará como mano de obra barata, y tu cuerpo terminará siendo carnada para peces en Luisiana.

Todos con diferentes destinos, pero solo con un solo patrón: NO salgas si Batman está en casa.

Ni siquiera el DPCG se sentía bien con esto, pues los hacía parecer inútiles.

Imagina su sorpresa cuando de la noche a la mañana decenas de criminales comenzaron a caminar por las calles, una mirada vacía caía en sus ojos, confesando sus delitos y siendo encarcelados por voluntad propio, solo para mostrarse conscientes al día siguiente, donde a la policía no le quedaba nada más que comenzar con el respectivo proceso legal. Ya no había nada que hacer.

El responsable, no era nadie más que un muchacho pálido y extrañamente alto que se encontraba intentado resolver un cubo rubik dentro de la Bati-cueva.

Podría usar su interfaz para resolverlo al instante, pero su orgullo no se lo iba a permitir.

Desafortunadamente no pudo continuar con su odisea al ver como una figura vestida con esmoquin aparecía por un elevador, por tanto un periódico fuertemente apretado y un ceño fruncido.

Sin embargo, el joven no le podría importar menos.

- Gray, ¿Hay algo que tengas que decirme? - en su tono se podía notar cierta ira contenida.

- Si hablas de la confesión masiva de anoche, si: de nada. - con tono indiferente.

- ¿Sabes si quiera lo que les hiciste a esas personas? - mientras la ira enp su tono aumentaba.

- Si. Les quité su libre albedrío y los obligué a confesar sus pecados. Sin muertes, sin heridos, ni siquiera ruido. Solamente paz.

Para Bruce esto era difícil. La primera vez que había salido como Batman a patrullar le había dicho a Grayson que lo acompañara, nunca pensó que lo imitaría y usaría su fuerza para romperle la columna al estilo Bane.

Eso no salió como pensó, así que se limitó a decirle que simplemente lograra que confesaran sin causar daños. Su respuesta, quitarle el libre albedrío a decenas de pandilleros y hacer que caminaran como zombies por toda Gotham hasta el Departamento de Policía.

Esto, naturalmente, cruzó uno de sus límites, por lo que al ver la indiferencia de su nuevo discípulo, simplemente suspiró y se sentó en su silla personal.

- Entiende, las personas no son marionetas, no importa lo que pase, sus mentes y cuerpos deben tratarse con respeto mínimo.

Sin embargo, el joven solo se levantó para ponerse a su lado y comenzar a teclear en la computadora de la cueva.

- Sabes, la verdad no lo entiendo. Al parecer no apruebas mis actos, pero parece que la ciudad sí.

De repente se puso en la pantalla una transmisión de Gotham Gazette, el único periódico no corrupto de Gotham, en el cual Vicky Vale estaba hablando.

En el reportaje se podían ver a cientos de personas en el cementerio de Gotham, rezando por todos aquellos que por fin habían obtenido justicia.

- No te voy a poner contra la espada y la pared, Bruce, pero entiende que hay otros caminos. Solo te obedeceré porque eres mi maestro y vivo bajo tu techo, pero no quita que no dejaré de ser yo.

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