Alma hueca

Capítulo 41: Invitada

Luchar...

Eso es lo que había hecho la joven Koriand'r por casi seis rotaciones estelares. Había luchado contra los Psions en una venganza por su propia raza. Su planeta, su antiguo hogar, ahora no era más que un páramo de muerte y miseria.

El sonido crepitante de su nave se volvía cada vez más intenso. Su mirada se arrastraba con fuerza mientras intentaba activar las reservas de energía de emergencia, pero todo intento terminaba en un sobrecalentamiento de los motores de fusión de plasma.

Los recuerdos no tardaron en llegar, realzando el aura de melancolía y vacío que se comenzaba a formar. Los pasillos, los cuales habían albergado a cientos de personas, estaban reducidos a caminos maltrechos de metal. Un simple carguero de esclavos, modificado hasta la última pieza con el objetivo de ser un símbolo des esperanza y libertad a lo largo del sistema Vega.

Ya no importaba, podía sentir que el final del camino estaba cerca, la herida provocada por La Ciudadela en su cuerpo era algo que estaba fuera de sus manos, por lo que la pérdida de sangre convertía su situación en una carrera contra el tiempo. Un impulso en lo profundo de su mente la hizo intentar otra vez, pero su cuerpo prontamente cayó presa del cansancio mientras la nave era arrastrada por la gravedad de una estrella distante.

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Un sentimiento de malestar general controló su cuerpo, obligándola a retraerse con debilidad mientras comenzaba a tomar consciencia de su entorno.

Parecía estar acostada en una cama inusualmente cómoda, un olor dulce flotaba por el entorno y una extraña calma parecía tomar control. Al abrir los ojos se encontró con una iluminación tenue y reducida. Más allá de la luz se encontraba una mujer de cabello blanco, su mirada era de seriedad absoluta mientras parecía mover sus manos en el aire.

Quiso alarmarse, reaccionar e incluso preguntar, pero su cuerpo maltrecho y su mente golpeada parecían seguir sin responder.

Un atisbo de sorpresa se liberó en el rostro de la mujer por unos instantes, por lo menos hasta que volvió a su expresión anterior. Movió sus manos unos segundos antes de mirarla a los ojos.

- Parpadea si estás consciente.

No entendió el lenguaje, pero un gesto señalando sus ojos la llevó a intuir el mensaje.

- Bien. Bajo la creencia que no me entiendes, me veo en el deber de sondear tu mente.

Tampoco entendió eso, pero si sintió cuando una fuerza desconocida tocó con suavidad su psique, impidiendo de forma natural una brecha en su mente. No sintió ninguna malicia, y tampoco creía poder reaccionar a algún ataque, pero la incertidumbre parecía llevarla a un camino peligroso.

Por lo que sabía, esta mujer parecía querer ayudarla, no sentía ningún cable o droga conectada a su cuerpo y todavía necesitaba información. Debido a esto, decidió arriesgarse.

Reuniendo toda la fuerza que su cuerpo le permitió, usó la poca radiación de su ser para abalanzarse contra la chica, apuntando sus labios contra los de la mujer con el fin de activar la asimilación lingüística de su raza.

Desafortunadamente su movimiento se quedó a la mitad, pues al instante toda la energía que la rodeaba fue absorbida por la mujer, la cual con velocidad se alejó unos pasos. Su mirada se encontraba perpleja mientras analizaba la esfera de radiación verde en su mano, totalmente indiferente del gesto que casi había sucedido.

La habitación quedó atrapada en un silencio incómodo, por lo menos hasta que otra figura pareció surgir de la oscuridad. Estaba vestido con un traje de combate negro, era guapo, incluso mucho más atractivo que la mujer.