Capítulo 43: Caminos

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Caminaba por un pasillo de sombras mientras observaba los alrededores. Todo el paisaje ante mi era la definición absoluta de oscuridad. No importa donde se ubicara mi vista, solo podía observar una infinita mancha negra, excepto por ocasionales destellos que desaparecían tan pronto liberaban su brillo.

Pero nada de eso me interesaba, pues solo estaba aquí para reclamar lo que era mío. Afortunadamente mi caminata no duró mucho, pues ante mi se presentó una mesa de plástico con dos pequeños taburetes de bar. En uno de los asientos se encontraba aquella que había robado parte de mi ser.

- Un gusto volverte a ver. - dije mientras me sentaba - Sueño fue particularmente amable al dejarme entrar en tus dominios, aunque probablemente fue a través de tu permiso. ¿No es así, Muerte?

La mujer ante mi solo me sonrió de forma cálida, cruzando una pierna sobre la otra mientras me miraba con ternura.

- Sabes que no puedo. - habló con un tono condescendiente y suelto - Una vez que entran en las tierras sin sol, desaparecen para transformarse.

- ¿Dónde está? - pregunté de forma directa, incapaz de jugar con un tema así.

- No te lo puedo decir, no estás listo.

Podía sentir cómo mi cuerpo se contraía ante su respuesta, el calor en mi corazón y mente me intentó inundar, pero su mirada tranquila e imperturbable me dijo todo, como una madre calmando a su hijo tras una caída. Solo pude recostar mis brazos en la mesa mientras reposaba mi cabeza, ladeando mi mirada hacia el horizonte de luces centelleantes.

- El camino hasta aquí es largo, confuso y probablemente solo menos problemático que el de mi hermano. Sueño te ayudó a llegar a las tierras sin sol mediante los sueños de aquellos que conocen este lugar, aquellas memorias que aparecen y desparecen tan rápido como una estrella fugaz. - su mirada se posó en el mar de oscuridad - Para cualquier persona hubiera sido imposible llegar hasta mi, incluso en tu situación actual eres incapaz, pero aún así llegaste con un recorrido perfecto.

La pregunta durmiente en sus palabras llegó a mí con facilidad. Se preguntaba cómo había llegado hasta ella, pese a ser un ente vivo.

- Todavía lo siento. - dije de forma simple mientras miraba el paisaje, casi ignorando la duda en los ojos de la gótica - Al llegar, te pregunté por su ubicación, no por su existencia. Puedo sentir su eco hasta llegar a ti, pero hay algo que me impide ver más allá de su vida, como si hubiera un filtro al cual no puedo acceder.

Sin embargo, alejado a toda previsión, ella simplemente se rió, no era una risa burlona o sarcástica, sino algo mucho más inocente y puro.

- Estás tan cerca. - comentó mientras se levantaba - Pero desafortunadamente no te puedo ayudar. Tranquilo, tarde o temprano pasará.

Ahí va de nuevo... Ella y Sueño saben algo que yo no. Se supone que son conceptos personificados bajo la mano de un dios, o lo que parece ser uno, pero sigo sin entender qué se me escapa.

No, no es que no lo sepa, sino que cada vez que intento llegar a él o mi mente está a punto de descubrirlo, mis pensamientos son bloqueados como si de una grabación de video se tratase. Esto es igual a mi intento por investigar la divinidad misma, hay cosas que no puedo ver, pero curiosamente no he sido desintegrado pese a lo mucho que me he acercado ellos.

Solo me queda despertar...

- Adiós...

Mi consciencia desapareció tan pronto hablé, despertando en mi habitación mientras un constante brillo amarillo irradiaba de una de las repisas.

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⏰ Última actualización: Oct 13 ⏰

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