—¿Por qué no la vi hoy? —preguntó Artemisa, curiosa.
—Porque ella no vive aquí... La boda fue planificada de un día para otro y era imposible que mi hermana estuviera presente; porque en el internado en el que estudia son bastante estrictos con eso de los viajes y las salidas. —explicó Kal y Artemisa asintió, pensando en que siempre sintió curiosidad sobre cómo sería la vida universitaria.
Artemisa pensó que él continuaría caminando detrás de su familia; pero, para su sorpresa, se quedó allí de pie a su lado. La acompañó mientras ella seguía viendo las fotografías con ternura.
Se preguntó si ella misma algún día tendría su propia familia.
De ser así, ¿La amarían sus hijos?
Ella estaba segura de que sería una madre muy amorosa; pues soñaba con acunar algún día a su hijo entre sus brazos.
Su mirada seguía posada en una de las fotografías de Kal cuando era bebé, y avergonzada, al darse cuenta de que él seguía observándola, se apresuró a continuar detrás de Bemus, Keelan y Anastasia.
Sintió los pasos de su esposo detrás de ella y no pudo evitar que una pequeña sonrisa se plasmara en sus labios.
Cuando llegaron al comedor, ella se sorprendió al encontrar allí a un hombre que era idéntico a Kal y a Keelan. La diferencia más grande entre ellos, era que el hombre tenía canas grises a los lados de la cabeza.
Le pareció haberlo visto en la boda, pero no recordaba bien.
—¡Bienvenida a la familia, Artemisa! —le dijo el hombre con una gran sonrisa y ella le agradeció, avergonzada de nuevo al no recordar su nombre.
—Ese es mi padre, Aquiles Vasileiou. —lo presentó Kal y justo en ese momento se acercó una señora rubia con una gran sonrisa. —Y ella es mi madre, Kat Vasileiou. —agregó, al tiempo que la mujer se acercaba a él y le daba un beso en la mejilla.
—Es un placer conocerte, linda. Espero que te guste lo que preparamos para ti. —dijo con una sonrisa amable y ella asintió.
—Estoy segura de que todo estará delicioso. —le respondió Artemisa, sintiéndose conmovida por el trato tan amable que le estaban dando todos.
Por ser una ocasión especial, ella y Kal encabezaron los puestos de la mesa. Todos se sentaron en el comedor y, mientras comían un plato verdaderamente delicioso, Artemisa los observó en silencio. Se sintió impresionada por la dinámica familiar que tenían. Los padres de su esposo se mantenían un poco silenciosos y hablaban de vez en cuando entre ellos. La parte más activa de la conversación, eran Anastasia, Keelan y Bemus.
Artemisa se dijo que, de seguro, Kal también acostumbraba hablar mucho con ellos, pero que por su incomodidad se mantenía silencio.
Ella estaba intentando comer lo más que podía para que los Vasileiou vieran que sí le había gustado la comida, pero su estómago últimamente había estado negándose a soportar más de la mitad del plato y esa tarde no sería diferente.
Kal, que había estado prestando atención a cada uno de sus movimientos, se inclinó un poco hacia ella y observó que aún tenía gran cantidad de comida en el plato.
—Come un poco más. —ordenó de forma instintiva, y se dio cuenta de que había sonado bastante autoritario; pero lamentablemente, ya no podía retirar sus palabras.
Al escucharlo, Artemisa intentó comer un poco más.
Cuando logró comerse aproximadamente el setenta por ciento de la comida que le habían servido, ella alejó el plato un poco; demostrando que ya no podría comer más.
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ESPOSA RECHAZADA (Saga Vasileiou II)
RomanceEl heredero de los Vasileiou no podía creer que su abuelo lo había vuelto a hacer. No podía creer su mala suerte. Casarse con una mujer a la que ni siquiera conocía era el menor de sus males cuando se tenía el corazón roto... Habían muchos secretos...