—¡Pedazo de mierda! ¡Sólo eres un secuaz más de los protectores de la noche! ¡Yo fui su reina por muchos años, me debes respeto!... Cuando acabe contigo y con el bastardo Tholos, voy a bailar sobre sus tumbas y me encargaré de que los gusanos disfruten de sus cuerpos mientras se pudren... ¡Si me matas jamás conseguirás lo que andas buscando!—amenazó Victoria y Konstantinou sonrió abiertamente.
—No eres más que una puta que tenía aires de grandeza por haberse casado con Andreus. Estoy seguro de que puedo conseguir la información que necesito por mis propios medios.—dijo Konstantinou, pensando en la fotografía que le había entregado uno de los hombres de Victoria. Él iba conseguir esa mujer a como diera lugar, no necesitaba seguir investigando a Victoria. La orden había sido ejecutarla y eso era lo que iba a hacer.
—¡Jamás la conseguirás, eres sólo un andrajoso que consiguió un buen árbol al cual arrimarse!... Pero ni siquiera el respaldo de tu protector y todo el poder que te dejó servirán de nada, porque me encargaré de que jamás la encuentres.—dijo Victoria burlona, pero ni siquiera pudo seguir riendo porque Konstantinou le fundió la cabeza a balazos, haciendo que incluso Kal sintiera unas terribles ganas de vomitar ante la escena tan grotesca que estaba presenciando.
Midas apartó su pie de forma automática, mientras que vio cómo Konstantinou descargó las municiones de su arma en el cadáver y luego escupió en la tierra, como si haber levantado su arma contra Victoria le causara asco.
—¡¿Qué estás haciendo?!—se escuchó un grito desgarrador y Kal casi se cae para atrás cuando vio cómo Charlotte, la amiga pequeña y rizada de su esposa, salió del maletero del auto en el que el hombre de tatuajes había llegado y corrió hasta acercarce a él un par de metros.—¡La mataste!—exclamó como si no pudiera creer lo que veía.
Parecía que iba a desmayarse en cualquier momento.
—Char-Char... No es lo que piensas...—comenzó a decir Konstantinou.
—¿Charlotte?—la llamó Artemisa en medio de su malestar. Kal se preocupó al ver que el ejecutor posó sus ojos sobre ellos, evaluándolos.
—¡¿Artemisa?!—preguntó Charlotte sin poder creer lo que veía.—¡¿Kal?! ¡¿Qué están haciendo aquí?!—preguntó luciendo al borde del llanto. Se giró hacia su hermano.—¿Vas a hacerles algo malo?—preguntó con un hilo de voz. —¡Ellos son mis amigos!—gritó.
—Sólo vine a deshacerme de Victoria. —soltó su hermano molesto de que ella estuviera ahí.
De pronto, apareció un hombre que le pareció conocido a Kal. Llegó en una motocicleta que parecía volar gracias a la velocidad con la que conducía. Tenía el cabello en un corte muy bajo, como si antes hubiese tenido la cabeza rapada.
Los ojos del hombre eran azules, terriblemente llamativos porque hacían contraste con su piel dorada.
Kal intentó identificarlo, pero por más que lo intentó no pudo recordar dónde lo había visto.
—¡Te dije que no tenías permitido salir de tu habitación!—gritó el hombre luciendo desesperado. Bajó de la motocicleta en un suspiro.
Corrió a alcanzar a Charlotte y la revisó con preocupación, asegurándose de que no estuviera herida.
—¡Déjame en paz, Zacarías!—respondió Charlotte molesta, soltándose de su agarre.—¡Es a mí a quien debes lealtad, no a mi hermano!—gritó enfurecida, dándole un empujón.
—Llévatela.—le ordenó Konstantinou a Zacarías.
La orden no le cayó bien al de ojos claros, pero la acató porque estaba decidido a sacar Charlotte de ahí.
ESTÁS LEYENDO
ESPOSA RECHAZADA (Saga Vasileiou II)
RomanceEl heredero de los Vasileiou no podía creer que su abuelo lo había vuelto a hacer. No podía creer su mala suerte. Casarse con una mujer a la que ni siquiera conocía era el menor de sus males cuando se tenía el corazón roto... Habían muchos secretos...