CAPÍTULO 28

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Kal despertó del lado incorrecto de la cama.

No sólo eso, sino que además estaba acurrucado con Artemisa en el lado de la cama que ella había escogido la noche anterior.

Cuando abrió sus ojos, lo primero que Kal vio fue el cabello de Artemisa esparcido sobre la almohada y alrededor de su cara. Le hacía cosquillas en el rostro y lo despertó.

Ella seguía totalmente dormida y él aprovechó de mirarla mientras dormía.

Habían dormido muy juntos, prácticamente él rodeándola con su cuerpo... Él se sintió extraño al ser consciente de eso. Jamás había dormido con una mujer.

Nunca había experimentado el calor de un cuerpo junto al suyo durante toda la noche... Y se sintió gratamente sorprendido.

En lugar de sentir que había dormido mal, se sentía cómodo... Pero al mismo tiempo, avergonzado por sentirse así.

Estaba muy confundido. No recordaba haberse movido, pero ahí estaba; su pecho contra la espalda de Artemisa y uno de sus brazos descansaba sobre la cintura de ella.

Si subía su mano, sólo un poco, podría tocar uno de los pechos de su esposa.

Kal se sintió avergonzado de despertar de esa manera.

Ni siquiera se dio cuenta en qué momento de la noche se había acercado a ella, ni cómo había hecho para terminar en el otro lado de la cama... Pero definitivamente necesitaba alejarse.

Trató de ser cuidadoso al salir de la cama, se movió con lentitud y cuidado para no incomodarla ni lastimarla.

Notó que ella no estaba cubierta con la manta, recordó que había dormido abrigada por él y pensó que en su ausencia podría sentir frío.

Tomó la manta con cuidado y la cubrió, intentando no fijarse en sus bragas ni en sus piernas desnudas. Verificó que no estuviera cerca de la orilla del colchón y luego se fue al baño.

Se aseó con rapidez y luego bajó a la cocina.

Él sabía que no había nada para comer en el lugar, así que decidió llevar a comer a Artemisa antes de salir al aeropuerto y así no perder tiempo buscando cosas que no había en la casa.

Regresó a la habitación y se cambió al traje que cargaba el día anterior.

Todo había sido tan apresurado el día anterior que ni siquiera se había preocupado por llevar ropa.

Cuando estaba terminando de cambiarse, notó que Artemisa había dejado sobre la cómoda el bolso que Greta le había dejado.

Él sentía curiosidad por las cosas que Greta le había mandado a Artemisa.

Alguno parecían ser artículos un poco viejos, que le causaban curiosidad... Pero sabía que era de mal gusto revisar las cosas ajenas, así que se contuvo.

Mientras él pensaba en eso, Artemisa comenzó a despertar.

Kal la vio estirarse sobre el colchón y se quedó pasmado.

Ella se estiró, arqueando su espalda al tiempo que hacía una pose bastante seductora.

Él no pudo apartar la mirada y se quedó de piedra cuando la escuchó soltar un gemido largo y bajo.

Un gemido causado por el placer de un buen despertar... Pero lleno de sensualidad que lo tensó.

Kal sintió que su alma salía de su cuerpo al darse cuenta de la forma en la que estaba viendo a Artemisa.

ESPOSA RECHAZADA (Saga Vasileiou II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora