—El incumplimiento de contrato es una causa de acción legal. Básicamente se trata de un acuerdo o un intercambio negociado que no es respetado por una o más de las partes que han pactado. Puede ocurrir por un mal desempeño o por una interferencia con el desempeño de las otras partes. —leyó Kal en voz alta, sintiendo que su cabeza iba explotar. Cosa que le pasaba mucho últimamente. Saltó a la siguiente línea y se aclaró la garganta. —¿Cuándo se incumple un contrato?... Un contrato se considera "incumplido" cuando llega la fecha acordada para su cumplimiento y no se cumple (o se cumple de forma parcial o defectuosa)... En los contratos no están permitidos los cumplimientos parciales. No, a menos que las partes consientan el cumplimiento parcial o tardío... ¡Joder, si tan sólo Luchzt aceptara el pago tardío e ignorara todo lo demás! —exclamó y no fue capaz de continuar leyendo.
Se frotó el cabello con ambas manos, sintiendo que su enojo lo hacía querer lanzar la computadora hacia el otro lado de la oficina.
Cerró el explorador y soltó un gruñido de pura frustración.
Se había quedado en la oficina hasta mucho después de que su hermano y su abuelo se fueran.
Se sentía totalmente frustrado.
Jamás había cometido un error tan estúpido como ese... Ni siquiera era un hombre confiado. Siempre revisaba más de dos veces los archivos, asegurándose de hacer las cosas con excelencia.
Se sentía cansado y derrotado, como si de alguna estúpida manera ya no existiera solución para su problema.
Kal tenía problemas para manejar los errores que cometía. Se le hacía fácil aceptarlos, pero perdonarse por cometerlos en un principio era otra cosa.
A pesar de que sabía que él había hecho todo correcto con el archivo y de que estaba seguro que él no había cometido ningún error, pensar siempre en las posibilidades de lo que había podido ocurrir lo estresaba.
¿Quién había accedido a su computador?
¿Qué demonios quería al eliminar la pestaña de pagos asignados de Midas Luchzt?
¿Cómo había entrado a la oficina sin que él se diera cuenta?
Siempre había hecho las cosas bien porque su abuelo lo había enseñado a pensar fríamente antes de actuar y hasta el momento le había ido bien.
Era un hombre muy precavido pero ahora, con ese problema respirándole en la nuca, Kal no estaba muy seguro de ser capaz de solucionarlo.
Volvió a leer mentalmente lo que veía en la pantalla, creyendo que le ayudaría de alguna manera a encontrar la solución a su problema, pero no hubo manera.
Según lo que él entendía, la única forma de buscar una solución era siendo sinceros con Midas y esperando que el hombre no se aprovechara del error para sacarles más dinero... Y hasta él sabía que eso ya era demasiado pedir.
Cansado de darle vueltas al asunto, Kal decidió regresar a la mansión Vasileiou.
Necesitaba dormir, estaba cansado gracias a que se le estaban pasando los efectos del alcohol.
Lamentablemente, minutos después en cuanto entró a la mansión, se dio cuenta de que sus planes de descansar al llegar no iban a poderse cumplir de inmediato.
Bemus Vasileiou lo estaba esperando sentado en el sofá.
—Te quedaste mucho tiempo en la oficina. —dijo su abuelo como si Kal fuera un adolescente que había sido pillado regresando de una fiesta en la madrugada, pero en realidad estaba sintiéndose un poco culpable de haberle dejado toda la responsabilidad del problema a su nieto.
—Sí, quería revisar bien el computador. Además, necesitaba pensar. —dijo Kal con sinceridad.
—¿Sobre qué querías pensar? —preguntó su abuelo curioso, usando un tono de voz muy distinto al que había usado antes con él.
Kal ya lo conocía. Se dijo que de seguro en ese momento Bemus estaba experimentando la culpa de haberlo responsabilizado de todo mientras estaba enojado. El heredero Vasileiou no pudo tomárselo a mal, como siempre se puso en los zapatos de su abuelo y consideró que lo último que el anciano necesitaba era que él le diera más dolores de cabeza.
—En lo que más pienso; en todas las cosas que posiblemente Midas pida a cambio por la deuda. —admitió Kal.
—Quería hablar contigo sobre eso. —dijo Bemus.
—¿Por qué? —preguntó Kal.
—Porque me gustaría exponerte todas las posibilidades. —indicó Bemus.
—¿Posibilidades? —preguntó Kal confundido.
—Sí, ¿O acaso crees que sólo se trata de dinero? —preguntó el anciano.
—De seguro que nos exige un monto más elevado que la deuda a causa del incumplimiento de contrato, Abuelo. Solamente eso puede pedir. Ahora... El monto dependerá de cuán insultado se sienta Midas... O cuán sensible se sienta sobre ello. —dijo Kal, demostrándole a su abuelo que, de vez en cuando, tenía una mente cuadrada.
—Me sorprende que pienses así. Siempre has sido muy inteligente y acostumbras a ir algunos pasos delante de las demás personas... Más cuando se trata de socios o posibles socios. Pero hoy parece que no has entendido la complejidad del asunto, Kal. —indicó.
—Pero, Abuelo... ¿Qué otro tipo de...? —comenzó a preguntar Kal y luego cayó en cuenta de las otras posibilidades. —No. —dijo rápidamente, cuando fue consciente de lo que su abuelo estaba queriendo decirle.
—Dijiste que te ibas a responsabilizar de lo que sucediera, pues quiero que seas consciente de todas las posibilidades que hay. —dijo el anciano con seriedad.
—Pero no es justo de que yo tenga que estar a la merced de Midas Luchzt sólo porque no se efectuó el pago. Sabes que uno nunca sabe qué esperar de otro griego abuelo. —dijo Kal. —¿Y si me pide trabajar para él? ¿Y si quiere que le demos nuestras acciones? —preguntó azorado.
—Lo sé, pero no estuviera sucediendo esto si hubieses sido lo suficientemente precavido sobre el tema... Ahora quiero que entiendas que, si de verdad estás dispuesto a responsabilizarte de este problema, esto se trata de estar preparado para afrontar lo que sea. —dijo su abuelo en un susurro, conociendo que Kal odiaba la forma en la que a él le gustaba negociar antes ciertos problemas. Por fuera, Bemus mantuvo su comportamiento de mano dura con Kal, pero en realidad por dentro estaba consciente de que su nieto no había cometido un error tan estúpido.
Bemus sabía que había sido alguien más quien editó el archivo antes de que Kal lo enviara al departamento de finanzas... Pero no estaba dispuesto a seguir perdiendo tiempo en esas investigaciones mientras el problema podía seguir creciendo.
Consideró que lo mejor era resolver lo del problema y ya luego encargarse de investigar quién había hecho los cambios dentro del archivo.
—¡Ya te dije que estoy dispuesto a afrontar lo que sea, Abuelo! —dijo Kal y Bemus lo vio suspirar. —Pero, honestamente, Abuelo... Estoy cansado de que me sigas responsabilizando a cada rato por esto que está pasando. Lo entiendo y asumo las consecuencias que lleguen, pero por favor ya busquemos la solución a esto. No te quedes solo enfrascado en el problema, ni en las posibles exigencias de Midas Luchzt, sino que al contrario, habla de una vez por todas con él, para aclarar las cosas. —sugirió y se quitó el saco, quedando solo en la camisa blanca, corbata y pantalones de vestir.
—Entiendo. No te molestaré más acusándote de nada, tienes razón... Pero igual, mentalízate que debes estar dispuesto a cumplir cualquier cosa que Midas exija. —dijo el anciano con suspicacia mientras un plan se desarrollaba en su cabeza.
Su nieto asintió de malhumor.
—Me siento muy cansado así que intentaré dormir. —dijo Kal y salió de la sala hacia su habitación.
Bemus no le dijo más nada, pues estaba pensativo ideando su propio plan. El anciano se puso de pie y caminó hacia su habitación. Era muy tarde, por lo que él consideró que debía descansar igual que su nieto.
Aunque estaba seguro de que se le iba a hacer un poco difícil con la preocupación que sentía.
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ESPOSA RECHAZADA (Saga Vasileiou II)
RomanceEl heredero de los Vasileiou no podía creer que su abuelo lo había vuelto a hacer. No podía creer su mala suerte. Casarse con una mujer a la que ni siquiera conocía era el menor de sus males cuando se tenía el corazón roto... Habían muchos secretos...