—¡¿Qué demonios estás diciendo, abuelo?! —gritó Kal Vasileiou furioso.
—¡Cuidado con la forma en la que me hablas! —gritó de regreso el anciano.
—¡¿Cómo quieres que te hable cuando me dices que voy a casarme con una completa desconocida mañana?! ¿Acaso te has enloquecido? ¡Ni siquiera he cruzado más de dos palabras con Midas Luchzt en mi vida! ¿Cómo pretendes que me case con su hija? ¿Si quiera sabes cómo se llama? —preguntó y notó que Bemus dudaba. —¡Claro que no tienes idea de cómo se llama! ¡Estás usándome como moneda de cambio, como si no tuviera voz ni voto en este asunto! ¡Me estás tratando como un pusilánime, en lugar de tratarme como tu heredero y mano derecha! —explotó Kal furioso.
Las palabras de su abuelo lo lastimaron, pero no por lo que significaban... Sino porque en realidad, él aun tenía la esperanza de que algún día Angelique regresaría; le explicaría todo y podrían arreglar las cosas. Por muy dolido que estaba con ella, en lo profundo de su corazón aun guardaba esas estúpidas esperanzas. Era un hombre enamorado y no podía cambiar lo que sentía de un día para otro. Pero ahora, cualquier sueño que hubiese guardado en su corazón, se convertía en un imposible.
—No pierdas el tiempo gritando y haciéndome una escena como si fueras un adolescente, hijo... ¿Quieres que te trate como a mi heredero y mano derecha? Entonces, ¡Compórtate como tal y asume tus responsabilidades! —dijo Bemus y Kal soltó una risa irónica.
—¿Acaso no me he comportado a la altura desde la infancia? ¡Desde los putos diez años estoy siguiendo tus pasos, aprendiendo y poniendo en práctica las estrategias para hacer de la empresa un éxito financiero! ¡He sido el títere perfecto, diseñado para obedecerte y encargarme totalmente solo de las responsabilidades de la empresa! ¿Pero de qué vale eso? ¡A las primeras de cambio actúas como si nunca hiciera nada bien! —gritó Kal y sintió que algo se quebraba en él.
No sólo se sentía furioso con su abuelo, estaba dolido. Lo lastimaba que Bemus Vasileiou siempre le exigiera más y más. Que siempre lo llevara al límite y convirtiera su vida en un proyecto de ciencias con el que planeaba crear al hombre perfecto que cumpliera con todas sus exigencias a cambio de ser su heredero.
Bemus se dio cuenta de que la herida en el corazón de su nieto era muy grande.
Por un momento, sintió que lo mejor era cancelar todo y conseguir él la forma de llegar a otro acuerdo con Midas... Pero recordó que un Vasileiou no retiraba sus palabras. Un Vasileiou prometía y cumplía; eso era lo que le había enseñado a su nieto, y eso era lo que iba a hacer... Aun con el riesgo de que Kal lo odiara un poco más de lo que ya lo hacía.
Sólo esperaba que ese matrimonio al menos tuviera un futuro decente.
No quería ver a su nieto marchitarse en una relación vacía... Pero tampoco podía dar su brazo a torcer con Midas, y dejar que su nieto regresara corriendo a los brazos de Angelique.
Iba a hacer las cosas a su manera. Ya sólo le quedaba esperar con fe que las cosas salieran bien.
Bemus sabía con qué cartilla atacar a Kal.
Si algo tenía su nieto, es que era tan orgulloso, determinado y responsable como él... Ese era el punto débil con el que lo iba a presionar, y que Dios lo ayudara.
—Hasta el momento, el error fue tuyo, Kal. No quiero seguirte culpando, pues dijimos que eso quedaría en el pasado... Pero la realidad es que la responsabilidad recae sobre ti, y tú dijiste que ibas a hacerte cargo de las consecuencias. Midas me dijo lo que quería a cambio y yo acepté, confiando en que ibas a honrar tu palabra de responsabilizarte. —dijo Bemus y Kal lo miró a los ojos con furia.
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ESPOSA RECHAZADA (Saga Vasileiou II)
RomanceEl heredero de los Vasileiou no podía creer que su abuelo lo había vuelto a hacer. No podía creer su mala suerte. Casarse con una mujer a la que ni siquiera conocía era el menor de sus males cuando se tenía el corazón roto... Habían muchos secretos...