—¿Tienes algo qué contarme?—preguntó Keelan de pronto a su hermano.
Kal despegó su mirada de la puerta por la que había salido su esposa segundos antes y la posó sobre su hermano.
—¿De qué estás hablando? —preguntó Kal sin entender a qué se refería su hermano.
—No lo sé, quizás esté equivocado... Pero siento que hay algo que necesitas decir. —bromeó Keelan y se sentó en la silla que estaba frente al escritorio de su hermano.
—No tengo que nada qué decir. —terció Kal al tiempo que tomaba asiento detrás de su escritorio.
—¿No? ¿Y qué tal tu luna de miel? —preguntó el menor.
—Todo está bien, Keelan. No ha sido fácil, pero supongo que siempre es lo mismo con los procesos de adaptación. —respondió Kal haciéndose el distraído.
—Entonces, supongo que no es necesario que te haga preguntas directas sobre cómo están las cosas entre tú y tu esposa... Estoy entendiendo que todo está perfecto entre ustedes dos y que de seguro, pronto tendremos no a uno, sino a dos bebés Vasileiou corriendo por los pasillos de esta empresa. —dijo Keelan prestando especial atención a la expresión de Kal. Vio cómo rápidamente el rostro de su hermano mayor se sonrojaba y se tragó las ganas de reírse.
Era más que obvio que entre su hermano y Artemisa no había pasado absolutamente nada.
Keelan conocía muy bien a su hermano mayor y sabía que Kal siempre estaba empeñado en hacer las cosas de la manera que él consideraba correctas... Incluso cuando era la "manera correcta" sólo para el.
—No pasó nada entre ustedes dos. —aseguró Keelan.
Kall, a pesar de su sonrojo, le mostró un ceño fruncido.
Algo que Keelan ya se había esperado, pues su hermano siempre se mostraba serio cuando él intentaba hablar ciertos temas con él.
—¿Por qué me estás preguntando estas cosas? —preguntó Kal con seriedad.
—Sólo quiero saber si fuiste bueno con Artemisa este tiempo que estuvo sola contigo.—agregó Keelan y Kal se sintió un poco enojado por las palabras de su hermano.
—¿Por quién me tomas? Por supuesto que traté bien a Artemisa. —gruñó Kal insultado de que cuestionaran su trato para con su esposa, y Keelan supo que lo mejor era no tocarle más el tema.
Los dos hermanos se quedaron pensativos.
Kal irritado, pensando en lo mucho que deseaba tener una familia, hijos a los que darles su amor y un legado... Pero aterrado ante la idea de que ahora sólo podía verse teniendo hijos con su esposa.
Keelan, se sumió en sus propios pensamientos. Tenía demasiada curiosidad. Pensó en decirle a su esposa que intentara sacarle información a Artemisa, pero luego recordó quién era ella y se dijo que ni siquiera era necesario decírselo.
Decidió no preguntarle más nada a Kal, estaba confiado en que su esposa sí que iba a conseguir información sobre lo que había pasado o no en la luna de miel de esos dos.
—Entonces... Tú también querías hablar conmigo. —dijo Anastasia al tiempo que le daba una probada a su helado.
Las dos hubiesen deseado quedarse en una heladería para disfrutar de un rato diferente, pero lamentablemente no podían hacerlo porque sabían que no podían darse el lujo de pasearse libremente por la ciudad.
ESTÁS LEYENDO
ESPOSA RECHAZADA (Saga Vasileiou II)
Любовные романыEl heredero de los Vasileiou no podía creer que su abuelo lo había vuelto a hacer. No podía creer su mala suerte. Casarse con una mujer a la que ni siquiera conocía era el menor de sus males cuando se tenía el corazón roto... Habían muchos secretos...