🍃 Capítulo 35🍃

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● La tierna mirada del primer amor.

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● SASKIA 

A pocos días para la noche de Halloween.

Saskia había trabajado tan duro en su disfraz y claro, en el de su hermana. Está a última hora le había pedido que le ayudara a escoger uno, quería disfrazarse de un hada mística y muy sexi, pero los trajes que veía no le gustaban, así que Saskia le escogió el mejor que había y ella se lo remodelaría.

Destiny no podía estar más feliz, pues conocía el talento de su hermana mayor y confiaba en su trabajo.

Por otro lado, Owen parecía estar avanzando bien en sus terapias, Deaton cada vez que lo recibía lo felicitaba por su esfuerzo. Había visitado a su madre al menos unas tres veces, no lo hizo seguido ya que volvió a enterarse que había tenido otra recaída y aunque esta no incluyó drogas, fue un golpe para Owen, a veces creía que su madre no saldría de esa prisión jamás.

Se veía con Saskia por las tardes después de la escuela, a veces en su casa y cuando estaba Destiny, a veces en el parque o centro comercial. Saskia cada día le regalaba hasta tres púas y cada una, con diferente diseño. Todo marchaba muy bien en su relación y todo parecía que Luca lo estaba asimilando.

Llegó al edificio donde Nicole trabajaba, era una arquitecta muy importante y era ella quien acompañaba a Janeth a lugares en las que ni él ni Franco podían. Esperaron por media hora hasta que la mujer salió de su oficina y llegó a ellos.

—¿Cómo están? —saludó la mujer, Owen correspondió su abrazo al igual que Janeth—. ¿Estás lista, mi amor?

—Sí, muy lista.

—Perfecto. Cariño, si querés te paso a dejar...

—No, no gracias. —respondió el pelinegro de inmediato.

—Owen, tenés que intentarlo, recuerda lo que Deaton te ha dicho ¿sí? Debés superar tus miedos.

Owen miró el piso por un par de segundos, sospesando la idea. Sabía que ellas tenían razón, pero le daba una sensación espantosa pensar que algo podía pasar si se subía a un vehículo, algo como el accidente que pasó aquella fatídica noche, sin embargo, miró de nuevo a Nicole y asintió.

—Okey... puedes... yo quiero intentar.

—¡Eso es, Bonzi! —animó la chica.

—Tranquilo, cariño, todo saldrá bien.

Caminaron hasta el estacionamiento, puesto allí se subieron al vehículo, claro, Owen tardó un par de segundos en hacerlo, pero al final lo hizo. Janeth tomó su mano y se aferró a esta de inmediato lo que provocó que Owen la apretara un poco y cerrara los ojos.

Para él fue el viaje más largo que había tenido en su vida, pero pudo llegar a casa. Pudo hacerlo sin que le diera un ataque de pánico. Cuando estuvo frente a la casa, sonrió y se sentía muy orgulloso de haberlo hecho. Nicole y Janeth lo felicitaron, claro. De inmediato salió del vehículo con las cosas que Janeth había comprado, se despidió de ellas y cuando se volvió a la casa, sus ojos se abrieron de par en par al ver a Saskia oliendo una de las rosas blancas.

El corazón de Owen dio una voltereta brusca dentro de su pecho, la chica sonrió y se volvió hacia él, haciendo que la sonrisa le llegara a los ojos.

—¿Qué tal, rulitos? —la morena levantó la mano para saludarlo y sonrió con fingida inocencia, sabía que a Owen no le gustaba ese apodo, lo confirmó cuando puso mala cara de prisa.

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