🍃 Capítulo 43 🍃

5 1 0
                                    

● Dicen que, si amas algo, debes dejarlo ir.

▪▫▪▫

● OWEN

—No se ha aparecido por la casa. —Owen apretó la mano de la chica y admitió sentirse aliviado.

—Es lo mejor, que desaparezca de una maldita vez. No soportaría que te lastimara.

—No creo que llegue a hacerlo, la verdad.

El pelinegro besó el dorso de la mano de la chica y suspiró. Él sí lo creía, Saskia podía ser muy su sobrina, pero ese tipo no tenía escrúpulos, solo sabía hacer daño. Se detuvo a la puerta de la casa de la chica quien lo enfrentó, ella apoyó su mentón sobre el pecho del chico y éste sonrió.

—¿Prometés que vendrás?

—Lo prometo. —Owen se inclinó y dejó un casto beso sobre los labios de Saskia—. De hecho, prometo que en cuanto salgamos de la terapia, Janeth y yo vendremos por vos.

—¡¿De verdad?! ¡Me gustaría mucho verla! —la morena se entusiasmó.

—Mmm, aunque pensándolo mejor...

—¡Owen! —el pelinegro sonrió y dejó un beso sobre la comisura de los labios de la chica.

—Descuida —sujetó el rostro de ella y le dio un beso más profundo—, la traeré. También quiere verte.

Volvió a besarla, Owen disfrutaba el contacto entre sus labios. Era algo fresco, delicioso para él, algo de lo que nunca se cansaría.

Se despidieron y él se encaminó hacia su casa, debía mudarse e ir por Janeth para llevarla a su terapia. Sin embargo, mientras caminaba se sentía observado, como si alguien lo siguiera. Varias veces, con disimulo se detuvo y miraba su alrededor, pero no había nadie sospechoso, así pasó un par de veces hasta que a una buena distancia todo pareció tranquilizarse.

Suspiró pesadamente y aligeró el paso. En un semáforo esperaba la luz roja para poder cruzar la calle, sin embargo, en lo que esperaba, alguien se posicionó al lado de él, enseguida esa loción inundó sus fosas nasales enviándole un fuerte escalofrío. Con miedo, bajó la mirada poco a poco hasta situarla a la persona a su lado.

El hombre sostenía una lata de cervezas y lo observaba fijamente.

—Hola, hijo. Tanto tiempo.

La primera reacción de Owen fue alejarse del tipo. Sus pies se movieron hacia atrás que incluso, casi logra derribar a una chica quien se quejó molesta. El corazón le empezaba a ir de prisa, de hecho, con cada segundo el ritmo le aumentaba.

—No te acerqués. —murmuró, pero William no obedeció. Las personas ya habían cruzado mientras él seguía retrocediendo.

—Vení conmigo, hijo.

—No...

—Owen...

—¡Alejate de mí!

Sin más, el pelinegro se echó a correr sin importarle que el semáforo recién había cambiado a verde y los carros empezaban a ponerse en marcha, lo único que quería era estar a salvo, a salvo de William sin importarle nada.

Llegó a casa con la respiración agitada, no dijo nada solo subió a su cuarto pues no quería que Janeth lo mirara mal. No quería preocuparla.

Empezaba a sentirse molesto, odiaba saber que William tenía ese poder sobre él. Odiaba que lo afectara de esa forma. No quería seguir temiéndole, no quería. Cuando se controló al fin, se mudó y bajó para ir con Janeth al hospital.

Todo Lo Que Fuimos Sin Querer © ✓ ACTUALIZANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora