🍃 Capítulo 40 🍃

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● Hora de hablar con la verdad

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OWEN

El pelinegro se alejó de Saskia torpemente, con ojos abiertos y muy nervioso. William aun llevaba una botella de cerveza en la mano, era obvio que también estaba ebrio, sus ojos se achicaban cuando lo estaba. Sonreía de forma maliciosa mientras repasaba a Owen con la mirada.

—Sí, solo estoy habla...

—Anda ahora antes de que él sea quien venga. No hagás que se moleste.

Saskia lo dudó, pero al final se volvió hacia Owen y dejó un beso casto sobre sus labios, suspiró con pesadez y se dirigió hacia donde estaba el resto de su familia. Owen seguía en alerta y con intenciones de no demostrarle miedo al hombre.

—Han sido ¿Cuántos? ¿nueve, diez años, hijo? —se tensó de pie a cabeza al escucharlo decirle de esa forma—. Hace mucho que no sé nada de ustedes, de ella... aunque no lo creás, a vos es a quien he echado mucho de menos.

—Y no empezarás a saber nada de ella, de eso podés estar seguro.

William soltó una de sus peculiares risas, esas que a Owen le trajeron recuerdos, muy dolorosos recuerdos. Escalofríos le recorrían el cuerpo y de forma inconsciente empuñó sus manos.

—Okey, no te pongás así. He dicho que a quien he echado de menos es a vos no a tu madre... —el hombre se encogió de hombros aun sonriendo—, eras vos, todo el tiempo has sido vos.

Dio un paso hacia él, paso que Owen retrocedió. William lo miró con ojos entornados y su sonrisa seguía sin desaparecer.

—Eras un niño muy lindo, Owen, y mirate, bendita pubertad ¿no?

El pelinegro apartó su cara del hombre, asqueado, no quería seguir en ese lugar, pero la rabia que crecía en su interior no lo dejaban moverse, solo quería desaparecerlo. Matarlo con sus propias manos si era necesario.

—Admito que también estoy sorprendido ¿eh? No creí que después de lo que pasó entre nosotros te interesarías en alguien más. Confieso que tuve esperanzas de que eso no fuera así, pero bueno. Andás con mi querida sobrina... decime una cosa ¿te has acostado con ella?

—¿Qué te importa? Solo dejame tranquilo.

—¿Lo sabe? No, no creo que lo sepa, sino no estuvieras aquí. Sos tan... débil, hijo...

—No me digás así... —dijo entre dientes mientras lo fulminaba con la mirada. Owen trataba de no tener en un ataque, no delante de él—, no soy tu hijo, nunca lo fui.

—No, eso es verdad ¿sabés por qué? Porque fuiste algo más que eso para mí.

A Owen le recorrió un escalofrió en la espalda, sobre todo ante la fija y morbosa mirada del tipo hacia él.

—Después de lo que pasó he tratado de buscarlos. Decidí que los perdonaré por poner una denuncia en mi contra ¿okey? Voy a dejar en paz a tu mamá, de hecho, no me interesa donde este justo ahora, lo único que quería era verte. A vos, Owen, nada más.

El chico negó y retrocedió un par de pasos mientras los ojos se le llenaron de lágrimas. No podía seguir en ese lugar, no quería. Will miró las intenciones de Owen, así que dio un par de pasos más hacia él, sin embargo, los pasos de alguien detuvieron al hombre.

—¿Will? Ahí estas ¿Por qué te retrasás? —Luca se detuvo al lado del hombre y miró hacia la puerta, donde Owen estaba, Luca frunció su ceño—. ¿Y vos? ¿Qué hacés aquí? También te esperamos, mi hija te espera en la mesa.

Todo Lo Que Fuimos Sin Querer © ✓ ACTUALIZANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora