🍃 Capítulo 42 🍃

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● Una cruda verdad.

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● SASKIA

—La guardo como la niña de mis ojos, era de mi padre —Owen descolgó una guitarra eléctrica en color rojizo y dorado y se la mostró a la chica—. Nunca la he sacado de aquí porque... no lo sé, aquí éramos felices y la verdad que no creo que deba estar en otro lado... no me gusta que cualquier persona la toque.

El pelinegro acarició las cuerdas y la admiró con una enorme sonrisa que la morena sabía, escondía algo.

—¿Te gustaría aprender a tocar?

Saskia, que comía de su hamburguesa, se quedó por un momento paralizada, pero al final tragó y asintió enormemente.

—Pero ¿me vas a enseñar con esa?

—¿Qué tiene?

—Pero era de tu padre...

—Sí...

—Y... no te gusta que... cualquiera la toque.

—Así es... pero vos no sos cualquiera, Saskia, sos mi chica. —se inclinó un poco hacia ella y le dejó un beso sobre su nariz.

Así es como empezó a explicarle cosas básicas sobre cómo tocar una guitarra eléctrica. Saskia aprestaba atención, aunque se perdía en varias cosas, pero se esforzaba en atender la explicación del pelinegro. Le encantaba ver el brillo que adquirían los ojos de Owen al hablar de esto que le fascinaba. Saskia podía pasar horas escuchando a Owen hablar de cómo tocar una guitarra solo por ver el brillo de sus ojos, por verlo así de feliz, sin miedos del pasado, sin prestarle atención a sus inseguridades, lo haría con tal de ver al verdadero Owen Willow.

—A ver... —Saskia chupó uno de sus dedos, al terminar el ultimo pedazo de la hamburguesa mientras que Owen, estaba frente a ella mostrándole unos acordes—, es que me parece muy, muy demasiado complicado, Owen, como intente ir así de rápido me trozo un dedo.

Esto hizo reír a Owen.

—A ver, ricitos, la clave no es la velocidad, esta llega con el tiempo ¿okey? La idea es como te dije, la independencia de... en este caso, tu mano izquierda y ganar velocidad en tu mano derecha —explicaba mientras la observaba fijamente y con diversión—, en cuanto al picking. Solo fíjate en como uso el pedal neoclásico ¿bien? observa.

Owen posicionó de nuevo sus dedos en las partes correctas de la guitarra y acarició las cuerdas produciendo una melodía increíble. Ante los ojos de Saskia era muy complicado, pero genial.

—¿Te fijaste en mi mano derecha? Ese es el patrón que debés seguir, solo debés cambiar los dedajes, esto no es nada complicado, ricitos, solo debés cambiar de dedos, pero siguiendo siempre la misma secuencia ¿okey? —a Saskia le sorprendía que no se fijara en la posición de sus manos, ya sabía dónde situarlas—. En el primero sería... traste cuatro, cinco y siete —pronunció y prosiguió a tocar dichos acordes—, y vas a usar tus dedos uno, dos y cuatro —dijo y volvió a tocar—, ¿lo ves? Todo en patrones de dos. Ya te enseñé la numeración de tus dedos, así que acordate de eso.

—¿En serio creés que me voy a acordar?

—Debés acordarte, sino me veré en la obligación de cobrarte las clases.

—¿Y cuál sería el precio? —la chica sonrió con picardía, Owen sonrió y negó.

—Dejá de llevarme por el camino del mal, Saskia. Me pervertís mucho. Mejor centrémonos en esto. —el pelinegro miró sus dedos en la guitarra, pero enseguida alzó su mirada a la chica quien, sin dejar de mirarlo, dejó a un lado su bebida, y a gatas, empezó a acercarse al pelinegro—. Saskia, hablo en serio.

Todo Lo Que Fuimos Sin Querer © ✓ ACTUALIZANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora