🍃 Capítulo 04 🍃

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● Un accidente sin importancia

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OWEN

Después de la conversación para nada cómoda con la psiquiatra, en la cual acordaron que se verían tres veces a la semana —y que el pelinegro la llamaría cuando la necesitara— Owen se saltó las demás clases. Era lo que siempre hacia después de una sesión innecesaria —según él— pero es que para Owen todas las terapias eran innecesarias.

No había persona que lo pudiese ayudar a calmar su cabeza.

Era un torbellino de emociones insanas y por supuesto, creí que ninguno de esos psiquiatras podía ayudarlo. Pues seguía igual o peor y eso era lo que lo hacía perder esperanzas en él mismo.

A Owen poco o nada le importaba lo que pasara con su vida. Había estado luchando un par de años contra todo aquello que lo dañó, sin embargo, ya estaba cansado y las ganas de seguir luchando, día a día desaparecían.

Soltó un fuerte suspiro y escapó del instituto, pensó que era una ventaja pasar desapercibido para todos, pues nadie notaria su falta. Caminó hasta la bahía donde esperaría el bus que lo llevaría a su destino, no obstante, Nicole le marcó al celular. Dudó si responder o no, pero al final lo hizo:

—Nicole —dijo como saludo.

—¿Necesito saber por qué te has ido del instituto? —preguntó un tanto seria. Owen aplanó sus labios en una fina línea y negó.

Al parecer alguien notó que se había salido. Pensó que decirle y al final respondió:

—Yo... no me sentía bien, Nicole... de verdad yo...

Ey, tranquilo, cariño. —lo interrumpió, el pelinegro escuchó que la mujer suspiró—. Está bien... solo quería saber de ti. Ve a casa, Owen. Trata de descansar ¿sí? Prometo que llevaré los burritos que tanto te gustan y veremos juntos algo que tú quieras ¿te parece?

Sintió el nudo en su garganta, odiaba preocupar a Nicole, ella le había abierto las puertas de su casa a pesar de todo. Sabía casi todo de lo que había pasado con él y aun así no dudó un segundo para recibirlo y darle todo ese amor que guardaba en su interior por no poder tener hijos.

—Me parece —respondió, sintiéndose un poco comprometido, comer y ver películas era lo menos que se le apetecía.

—Perfecto, cariño. Janeth y yo te veremos en unas horas ¿okey?

—Okey.

Te quiero.

Se le hizo difícil tragar saliva al escucharla, Nicole sabía que Owen no respondería así que terminó la llamada. Quedó con el celular cerca de su oreja un par de segundos mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla. Enseguida escuchó que el autobús se acercaba así que guardó el aparato y limpió su rostro. Cuando subió al largo vehículo se sentó en uno de los asientos, se colocó los audífonos, I wish de Imagine Dragon se reproducía.

Observaba todo el camino por la ventana. Muchos vehículos, muchos árboles, muchas personas, algunos niños. Sintió una punzada de dolor al ver a los niños corretear en un parque y mordió su labio inferior con algo de fuerza. Soltó un suspiro, pues no quería llorar en un autobús que en cada parada se llenaba más de gente.

Subió más el volumen a la música y trató de ignorarlos a todos. La culpa era el sentimiento que más crecía en el pelinegro.

Cerró sus ojos un momento y recordó el día en que llegó con los Parrish.

Todo Lo Que Fuimos Sin Querer © ✓ ACTUALIZANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora