🍃 Capítulo 24 🍃

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● Conociendo más de Owen Willow

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SASKIA

La morena entendía cuán difícil podía ser para Owen hablar acerca de lo que pasó con su familia, así que no insistió. Hablarían de ello sí y solo sí, Owen quería.

Para ella fue inesperado que él le correspondiera, sabía que no le gustaba que lo abrazaran, sin embargo, en ese momento parecía no importarle.

Pasaron varios minutos abrazados y después la chica se sentó al lado del pelinegro, volviendo a recostar su cabeza en su hombro mientras que él, recostó la suya en la de Saskia. Owen alargó la mano, lo que provocó que a la morena se le acelerara más el corazón. Con parsimonia el chico le apartó unos cuantos rizos de la cara. Su toque le provocó escalofrío, sobre todo cuando bajó la mano y le acarició el labio inferior con el pulgar, a la morena le temblaba la respiración, Owen volvió a moverse, obligando a Saskia a levantar la cabeza, ambos se sostuvieron la mirada y fue cuando Owen apartó su mano.

—¿Fue Janeth quien te dijo?

—No la culpes, yo me preocupé y..., le hice creer que vos me habías contado. —por unos cortos segundos bajó sus ojos al cuello de Owen, pero de prisa le volvió a sostener la mirada—. Dijo que a lo mejor no querías ver a nadie, pero debía intentarlo.

—¿Viniste hasta acá arriesgándote a que yo no quisiera verte?

—Ya te dije, no querías que estuvieras solo. —tragó saliva y le sonrió—. Además, si me hubieses corrido de aquí, pues no me hubiese ido, ya sabes que yo soy muy insistente y consigo lo que quiero.

Alzó su mentón con orgullo y por primera vez en todo el día, la comisura del pelinegro se alzó un poco, estaba sonriendo —y sí, Saskia sabía que estaba sonriendo ya que lo había observado demasiado como para saber que esa era una sonrisa— Volvió a alargar la mano para acariciar con sus nudillos la mejilla de Saskia.

—Pues gracias..., por venir..., por no dejarme solo.

—Lo haría las veces que fueran necesarias, rulitos.

Owen se inclinó un poco y dejó un beso en la nariz de Saskia, cosa que le tomó por sorpresa. Sonrió con timidez y volvió a recostar la cabeza en el hombro del chico mientras le acariciaba el brazo con la yema de los dedos. Ambos se quedaron en un silencio por varios minutos hasta que fue él quien lo rompió:

—Era..., a Mateo, le encantaba que yo me disfrazara de oso y lo correteara por toda la casa. ¿sabes?

Saskia alzó de nuevo la cabeza y abrazó su mirada, el corazón dio una voltereta mientras Owen sonreía con tristeza.

—No tenemos que hablar de esto si no quieres.

—Pero quiero hacerlo, Saskia, yo... —tomó su mano y empezó a juguetear con ella—, yo necesito contarte esto..., contarte muchas cosas...

—Bien, entonces aquí estoy.

Le acarició de nuevo el rostro y se sostuvieron la mirada por varios segundos. Saskia quería que el chico se sintiera seguro de que le podía contar lo que fuera.

—Él era muy tierno, me obligaba a escuchar y cantarle sus músicas favoritas, ya sabes, esas que escuchan los niños donde un gallo se enamora de una pata y todas esas tonterías.

Ambos sonrieron y Owen miró una de las rosas que había bajo el nombre de su hermanito grabado en la lápida. Saskia solo escuchaba e intentaba no mostrar debilidad ante el chico, así que entrelazó sus manos.

Todo Lo Que Fuimos Sin Querer © ✓ ACTUALIZANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora