Capítulo 33

39 11 88
                                    

La visión está de vuelta. Las ruinas del Distrito 12. Edificios diezmados, cadáveres esparcidos por las calles, pero ya lo he visto docenas de veces, ¿por qué lo vuelvo a ver?

¿Que pasó aquí? ¿Por qué el Distrito 12 es así?

Aparece un rostro. Un nombre es susurrado, como una serpiente silbando en mi oído.

Leví.

¿Levi? ¿Es su culpa? ¿Cómo puede una sola persona ser responsable? ¿Además quién es él?

Hay una nueva visión ahora, estoy corriendo por el bosque alguien me llama, alguien grita mi nombre y pide ayuda. Conozco esa voz pero no puedo saber quién es, ¿A quién pertenece? Ignorando cualquier pensamiento corro, y sigo la voz que me llama. Entonces puedo verla, puedo reconocerla.

Louise, me agacho para sacarla de la trampa y en cuanto lo logro la abrazo fuertemente.

— Todo está bien, yo estoy contigo.

Escucho ruido detrás de mi y antes de que pueda disparar o hacer algo veo como la flecha atraviesa el cielo y luego veo a Louise caer...

La atraigo a mi y veo a alguien acercarse a mi... no puedo distinguir su rostro, pero veo su sonrisa y el cabello negro.

Luego otra visión aparece, es brillante y cegadora. Estoy en la cima de un acantilado, y sobre el borde no hay nada, nada más que aire libre. Hay gente, gente que no puedo ver, caras que no puedo distinguir-

Entonces estoy resbalando, y voy por el borde del precipicio, con los brazos tratando de alcanzar cualquier cosa que pueda salvarme, y finalmente, puedo ver un rostro, el rostro de la persona que me está empujando por el precipicio...

¿...Levi?

Esa mirada fría es lo único que puedo ver mientras caigo, el oxígeno es despojado de mis pulmones para que ni siquiera pueda gritar. El viento silba en mis oídos. Estoy de vuelta en esa neblina, sumergida en esa nada turbia, y quiero gritar pero no puedo.

Y entonces estoy en el suelo.

Estoy recostada sobre mi espalda, recostada en la hierba, mirando las luces cegadoramente brillantes. Parpadeo estúpidamente, tratando de aclarar mi visión, pero las luces brillantes se quedan, cayendo sobre mi.

Hay un destello, la luz del sol se refleja en algo. ¿Una cuchilla?

Luego, una espada desciende, y en el segundo en que va a golpear mi cuello, puedo sentir que mi cerebro se parte en dos, y mi cabeza se parte y todo me duele y grito:

Me despierto de golpe.

Jadeo desesperadamente por aire, y el sabor fresco me pica la garganta, la garganta que estuvo a milisegundos de ser cortada. Intento llevarme las manos al cuello pero no puedo; estoy atada. 

¿Por qué estoy atada? ¿En dónde estoy? ¿Que pasó?

— Tómatelo con calma. –Alienta alguien. 

Giro hacia la voz, pero no puedo tengo algo sobre mi cabeza que me impide hacerlo, él se para frente a mi y entonces puedo verlo, es un hombre joven, quizás de mi edad, con cabello negro que cae sobre su frente. 

— ¿Te sientes bien? –Pregunta cortésmente, inclinándose hacia mi. — Parece que tuviste un mal sueño. ¿Recuerdas algo de eso?

¿Quién es él? ¿Por qué le importa? Pero no puedo evitar que las palabras salgan de mis labios: — Alguien tratando de matarme.

— ¿Cómo? –Su mirada es suave pero a la vez firme. — ¿Fue con una espada?

Algo cayendo sobre mi cuello. Esa fue una de mis visiones anteriores.

Arcade Donde viven las historias. Descúbrelo ahora