Capítulo 18

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He caminado a través del bosque por quien sabe cuánto tiempo y de este lado los árboles están intactos, hay vegetación y animales por lo cual asumo que he rodeado la jodida montaña.

Volteo a ver el cielo y esta bastante nublado, solo falta que al estúpido de Zackly se le ocurra...

No termino de pensar en nada cuando un rayo cae justo a unos metros de donde estaba parada. Me quedo analizando la situación y luego me río.

- Vete a la mierda. -Digo alzando el dedo medio al cielo. - Vamos, lanza otro. Te reto.

Me quedo parada esperando a que lo hagan, pero no sucede nada, en su lugar la lluvia se hace presente. Eso hace que tenga solamente dos opciones: caminar hacia los túneles para cubrirme de la lluvia o esperar aquí afuera.

Y como el infierno estoy entrando en esos túneles, soy totalmente inútil dentro, sin la gafas de visión nocturna de Levi no hay manera que me obliguen a entrar.

- ¿Levi, donde mierda estás? -Suspiro pesadamente caminando otro tramo más en busca de un lugar para pasar la lluvia.

Solo falta que al estúpido Zackly se le ocurra hacer caer granizo y sería el combo perfecto. Bueno creo que no debería ni siquiera de pensarlo, no vaya a ser que me lo cumpla.

Me recargo en la pared de la montaña justo donde hay más vegetación. Son como enredaderas que cubren la misma montaña.

Cuando coloco la mano sobre esta para descansar, casi me caigo hacia dentro. Corro las plantas y veo que es una cueva. Al entrar, veo que no es como los túneles, esta no tiene salida, podría pasar aquí sin problemas y quizás dormir un poco.

Pero si alguien viene y me encuentra no tendría a donde huir o esconderme, es una trampa, como un arma de doble filo.

Me protege de la lluvia pero no de otros tributos.

Salgo y volteo a ver a mi alrededor, no hay otro lugar más donde pueda pasar la lluvia. - Bien supongo que-

Me apagó cuando escucho pasos, me están jodiendo, podrían dejarme un solo momento en paz estoy harta de esto.

Me alejo de la cueva y me escondo detrás de un árbol, por la lluvia no puedo subir ya que probablemente me resbale y muera. Bien tiene que funcionar desde aquí.

Tomo una flecha, respiro y trato de no temblar por el frío. Hago una pausa, escuchando. Suena como un conjunto de pasos, acercándose.

Entonces, escucho la cosa más extraña. Son pisadas ligeras.

Hay algunos pasos, luego una pausa y dos pisotones. Los pasos continúan, cada vez más fuertes, y luego el patrón se repite de nuevo: una pausa y dos pisotones.

Una sacudida me atraviesa. Dos toques para sí, un toque para no. El pequeño sistema que se me ocurrió para ayudar a Levi cuando no podía hablar, y que usó de nuevo cuando se preparó para pelear en la emboscada.

Mordiendo el interior de mi mejilla, golpeo el suelo dos veces con el pie.

Los pasos se detienen por completo. Luego, dos toques.

Respondo con dos toques más. Entonces, no puedo evitarlo, y murmuro: - ¿Levi?

- ¿Eli?

El tirón en la cuerda del arco se afloja. Solo una persona en este infierno sabría llamarme así.

Entonces salgo de mi escondite y lo veo. Tan pronto como los ojos de Levi se encuentran con los míos, su katana cae. Está empapado, la camiseta de la arena se le pega a los músculos y el cabello negro se le pega a la frente.

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