Epílogo

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Es un día agradable, la brisa fresca golpeaba nuestro rostro, el sol brilla con intensidad haciendo que el agua del rio brille de una manera especial.

Han pasado diez años desde que el imperio de Rod Reiss cayó, diez años en los que mi vida cambió por completo. No sólo la mía, si no para todos los que formamos parte de la rebelión.

Aunque creo que me estoy adelantando un poco en la historia. Bien déjenme resumirlo lo mejor que pueda.

Levi y yo nos casamos, fue una boda hermosa y Hange diseño un vestido precioso que nunca voy a olvidar y estoy segura que nadie lo hará.

Fue ahí que después de tanto Hange me presento a la persona que salvó mi vida incontables veces en la arena cuando participé en los juegos del hambre.

Moblit Berner, era un chico increíble que creo que es el único capaz de lograr controlar un poco lo efusiva que puede llegar a ser Hange, son una pareja muy linda y me alegro de que por fin esto acabo y puedan estar juntos. Ya que se lo difícil que fue esto también para ellos.

Sobre todo cuando el estuvo como infiltrado en el panel de los creadores de juegos, le debo mi vida y la de Levi, sin el probablemente Zackly hubiera logrado salirse con la suya y matarme con aquellas jodidas serpientes o incluso con ese estúpido rayo.

Algunos años después las arenas habían sido completamente destruidas, y en su lugar han sido construidos monumentos en honor a todas las vidas que ahí se perdieron.

No hay, ni habrán más Juegos del Hambre. Pero les enseñan sobre ellos en la escuela, mi hijo mayor sabe que tanto su padre como yo interpretamos un papel en ellos.

Mi niña lo sabrá en unos cuantos años más. Pero... ¿Cómo puedo contarles sobre ese mundo sin asustarlos de muerte? No tengo idea y a veces la sola idea me aterra, pero sin dudas podré encontrar la manera.

Al ver a mis hijos se que todo ha valido la pena, todas esas noches que pase llorando, sufriendo, toda esa guerra y las veces que fui torturada; sin dudas volvería a pasarlo de nuevo 100 veces más si con eso significaría que podría vivir con esta tranquilidad.

Con la tranquilidad de poder verlos crecer sin temer que sean escogidos en la cosecha, o que Rod vaya a matarlos para joderme.

Sin embargo me gustaría que mi hermana estuviera aquí, que pudiera haber conocido a mis hijos y quizás yo los de ella. La extraño tanto. Estar juntas desde siempre y ahora no tenerla más, sigue doliendo.

— Amor estás tomando el arco mal. –Mi hijo sonríe volteando a verme y asiente. — Enderézate.

— Si mamá.

Veo a mi hijo preparar la flecha, respira tensando la cuerda del arco y luego la suelta dándole a uno de los árboles que no está muy lejos. Mi hijo ríe y hace un baile extraño de celebración, yo sonrió ampliamente cuando veo a Levi cargarlo y él lo abraza con fuerza.

Si, sin dudas volvería a pasar por todo eso sin dudarlo.

Sigo teniendo mis inseguridades, sigo pensando en que algo malo puede llegar a pasar en un futuro y aunque se que es imposible siempre he querido preparar lo mejor posible a mis hijos para que puedan defenderse.

Es así como Nate aprendió a usar el arco desde los siete años, si bueno Levi no estuvo muy de acuerdo al principio ya que pues estaba muy pequeño pero terminó accediendo.

Levi es demasiado sobreprotector, en cuanto a nuestros hijos se trata, yo soy más de las que deja que experimenten solos y prueben su propia independencia y Levi, bueno él es todo lo contrario, pero me gusta eso de él.

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