Capítulo 15: trotes temperamentales.

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Los comentarios se hacen escuchar en los pasillos, y la verdad, estoy totalmente de acuerdo con ellos. Carla está insoportable, los cambios de humor son muchos, y desesperan, ya no sé si reír, llorar, irme o qué. Es más, para los alumnos ya no es la insegnante, es la insoportable. Y eso me causa mucha risa.

Los miércoles tengo cuarenta minutos libres que coinciden con los de Mir, y hacemos una especie de terapia mutua sobre lo que es tener parejas embarazadas y tener hijos pequeños, también nos damos apoyo mutuo.

Por lo que ella me dice, los gemelos se pusieron un tanto celosos desde que les explicaron que van a tener una hermana. Eso hace que también me preocupe por Maxine, de por sí es un tanto celosa, me dijo que se va a poner peor, sobre todo luego del nacimiento. Lo mismo me dijo mamá, pero no sé de qué magnitud será ese peor.

-Mira, tengo una idea.

-Dime. –Le contesté.

-Yo necesito bajar unos kilitos, y a ti te encanta correr, entonces pensaba que en los casos extremos, cuando una de nuestras amadas se ponga realmente insoportable, o demasiado molesta, salimos a correr juntas, sería una forma de apoyarnos mutuamente. Y proteger nuestra salud mental.

-Acepto.

Ese pacto lo hicimos hace una semana. Y hasta ahora hemos salido cuatro veces. Es divertidísimo, no lo voy a mentir. Pero dejar sola a Marilyn hormonal con los gemelos, o a Carla hormonal con Max, hace que la despedida para volver a casa sea una despedida como si una fuera a morir pronto.

Ellas también nos demuestran su desconformidad por esto, pero bueno, tal vez sí estemos actuando un poco como imbéciles.

Marilyn

Luego de meses, hoy nos vamos a mudar a nuestra nueva casa.

Desde el viernes John, Mason e incluso mi padre acarrean muebles hacia la nueva casa. Desde ese entonces Mir, mi madre y abuela se encargan de ordenar todo en lo que yo me quedo en casa con los niños, ya que no puedo hacer fuerza.

Hoy nos queda lo último para que el proceso mudanza se dé por finalizado. Solo hay que llevar los muebles de las habitaciones y la ropa, juguetes, y las cosas del baño. Parece algo sencillo, también lo pensamos así al principio. Pero con los niños no fue sencillo, guardábamos un juguete, a los cinco minutos lo encontrábamos fuera de la caja y así.

Eso, me sacó de quicio, así que sin pensarlo mucho Miranda llamó a Charlotte para decirle que llevaría a los niños a su casa antes de lo previsto. Cuando lo platicamos con ella el viernes le dijimos que los llevaríamos después del mediodía, pero se estaban portando terriblemente mal, y todavía no podemos llevarlos a la nueva casa.

Nuestra nueva casa, ya amoblada parece incluso más grande de lo que pensábamos. Lo que es bueno cuando se tiene dos hijos, y un bebé en camino, se necesitan demasiadas cosas.

Por fuera la casa es de un estilo moderno, que a su vez juega con el clásico estilo americano. Las paredes exteriores son de color gris granito, con aberturas blancas, y un pequeño porche, que bueno, es cualquier cosa menos porche, ya que abarca la puerta de entrada y unos pocos metros más. Es simplemente por si alguien llega mientras llueve, se quede allí hasta que abramos y no en el jardín delantero, además tiene techo de tejas negras. La cochera está a la izquierda de la puerta principal, con una pequeña rampa que la anivela con los escaloncitos de la puerta, además tiene una entrada hacia la casa en su interior, y lo más importante, limita la conexión del patio trasero con la calle. Genial para evitar accidentes y fugas.

En el interior, apenas entramos nos encontramos con el living, pero si giramos a la derecha tenemos el comedor, que se divide de la cocina por una especie de isla o barra que será el desayunador. En el living hay una gran puerta blanca con cristales esmerilados en diseño abstracto. Si cruzamos esa puerta nos encontramos con el pasillo en el que a la derecha está el baño, a la izquierda la que será la habitación de los niños, al lado la que será de nuestra pequeña, en frente la nuestra, y al final otra habitación que por ahora será nuestro estudio. Claro que toda la casa tiene enormes y bellos ventanales. Y tengo dos favoritos, el del comedor que deja ver la calle y el amanecer, y el del estudio, en donde se puede ver el atardecer.

Más Que Por Los Siglos De Los Siglos. (Más Que Compañeras 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora