Capítulo 41: Nunca más motocross.

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Finalmente anoche pisamos suelo americano otra vez. Si bien Italia me encanta, necesitaba volver a mi tierra.

También en cierto punto considero que el viaje nos trajo cientos de beneficios, mejoró muchísimo nuestra relación como pareja y como familia. Ya que éramos simplemente nosotros, no había nada que nos separase como familia. Exceptuando cuando llegaron mis suegros, allí ellos nos daban un par de horas para disfrutar como pareja, algo que nos fortaleció demasiado y nos hizo realmente felices.

En fin, hoy nos reunimos con Franco y June en la casaquinta a almorzar y de paso dábamos unas vueltas en la pista.

Gino ya es de mi altura prácticamente, y la motocicleta que le regalé aquella vez ya le queda muy pequeña. Así que está comenzando a utilizar la mía, o bueno, eso planeo enseñarle cuando vuelva, ya que pasará el resto de las vacaciones con Virginia. Ella lo pasó a buscar esta mañana, y según lo que nos dijo, se irán a San Diego. Supongo que ahora deberían de estar llegando.

Nos vinimos súper preparadas, el autito de Max, el de Giovanni, algunos juguetes. Nada debería salir mal, o por lo menos eso pienso.

Terminamos de comer y esperamos un rato a que se nos bajase la comida para ir a la pista.

Primero dejamos que los niños anduvieran en los autitos mientras buscábamos las motocicletas, además Franco fue directo a la parte de saltos.

-¿Me enseñas? Sé que hace años me enseñaste un poquito. Pero ya no recuerdo nada. –Dijo Carla.

-¿Hablas en serio? –Estaba demasiado sorprendida.

-Sí. Si a todos le gusta debe ser divertido.

-Está bien. June, ¿te puedes quedar con ellos? Iré a la otra punta de la pista para enseñarle a Carla.

-Está bien. –Respondió mi prima.

-Vamos. –Se subió detrás de mí y arrancamos.

Me costó un poco que le perdiese miedo a la motocicleta, pero una vez que lo logré fue muy fácil enseñarle.

-Bien, llévame hasta la otra punta de la pista, me bajaré y podrás ir sola.

-¿Hasta dónde está June?

-Sí.

-Perfecto.

Fuimos genial, maneja muy bien y no muy rápido.

Los niños ya no estaban sobre la pista, y Franco estaba al lado de June, observándonos como si fuéramos un espectáculo de circo.

Me bajé, la besé y ella arrancó.

Iba despacio, mantenía la velocidad a la que me llevó a mí. Y de a poco fue aumentando.

La pista es una especie de ovalo de tierra, que está entre la casa y el final del terreno, al lado de un pequeño bosque. Y a su vez, al lado de una de las curvas está la pista de saltos, que es más pequeña, son solo cuatro rampas.

-¡Lo logré! ¡Lo logré! –Gritaba súper feliz.

-Lo sé cuore, estoy muy orgullosa de ti. –Tenía que grabarla, Gino estaría muy feliz de verla.

-¿Qué haces? –Cuestionó June.

-La grabo para enviarle el video a Gino, se va a morir de ganas de ver esto en vivo y en directo.

-Maneja muy bien para haberle tenido tanto miedo.

-Eso, y aprendió rapidísimo.

-¡Mami! –Escuchamos que gritó Giovanni, junto con una carcajada de Maxine mientras él lloraba. Volteé rápido a verlos.

Más Que Por Los Siglos De Los Siglos. (Más Que Compañeras 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora