Capítulo 23: En la mira.

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La segunda quincena de octubre llegó acompañada del frío. Demostrándonos que el invierno está cada vez más cerca.

Me probé todos los cárdigans, y abrigos cerrados que encontré en mi closet, pero mi barriga no entra en ninguno. Giovanni y yo compartimos espacio desde hace veintiséis semanas, poco más de seis meses.

Madison al ver que íbamos a llegar tarde me prestó uno de sus hoodies, uno de los más grandes. De color violeta y con un estampado en amarillo atrás el cual no vi bien. Este me quedaba genial, no me apretaba como mi ropa o dejaba mi barriga fuera.

Llevamos a Max al kínder y fuimos directo a clases. Me tocaba con onceavo así que tuve que recorrer todo el pasillo.

Desde un principio los noté algo extraños. Sé que sospechan de mí y Madison porque es un rumor que ya llegó a sala de profesores, y no son el único curso que tiene sus sospechas, ya que como muchos nos siguen en Instagram han visto publicaciones de Max o algunas de nosotras. Sin embargo nunca aclaramos nada, ni tampoco se animan a preguntar.

Giré hacia la pizarra a copiar unas actividades, y cuando volví a ver hacia adelante me hablaron.

-¿Ese hoodie no es de Madison? ¿Por qué lo usas tú? –Dijo uno de los chicos del frente.

-¿Cómo se dieron cuenta que es de Mad? Ella se lo olvidó en casa ayer y me lo puse porque no tengo casi abrigos que me entren. Hasta que vaya al shopping.

-La vimos a Mad ayer con ese mismo, además de que nos contó que es personalizado, el diseño son sus iniciales, MW como si fueran grafitis y están bordadas también en el borde de la capucha.

-No le había prestado atención al diseño. Pero sí, aproveché que se lo olvidó en mi casa.

-¿Segura?

-Claro, ¿por qué dudan?

-La historia de su amistad es un tanto confusa. Eso de que se conocieron aquí, luego ella te presentó a su primo, tienen una hija que toma a Mad casi como una segunda madre.

-Pero eso somos, amigas. Y no le veo nada de raro a mi historia con Franco, además él es casi un hermano para Madison.

-Además ambas tienen collares con las mismas letras.

-El mío es con las iniciales de los nombres de mis hijos, Maxine y Gino. Mientras que el de Madison es con las iniciales de sus abuelas si no mal recuerdo, Grace y Mary.

-¿Y cómo explican que suelen venir en el mismo auto?

-Hay veces que me pasa a buscar o yo la paso a buscar a ella. No entiendo por qué insinúan que somos pareja.

-Mejor pongámonos a hacer las actividades porque desaprobaremos todos.

-Les conviene. –Exclamé un tanto enojada.

Si bien sé que todo esto es una gran mentira, el hecho de que me desafíen así me molesta muchísimo. Pero bueno, tendré que hacer de cuenta que no pasó nada, que nunca dijeron nada.

Para completar la situación, Madison y su mala comprensión lectora.

Sabía que ella tenía hora libre hasta el recreo, por lo que le pedí si me podía ir a comprar Croissants o galletas a la pastelería de Marlene, o cualquier cosa, pero tenía antojos de algo así. Le especifiqué que los quería para el recreo, sin embargo, estaba del otro lado de la puerta.

Le hice la seña de la F con mis manos, para que entendiese que debía meter a Franco en su justificación de por qué estaba en frente de la puerta.

-Buenos días. Te traje lo que le pediste a Franco, y quiero que me compartas.

Más Que Por Los Siglos De Los Siglos. (Más Que Compañeras 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora