I'll never leave***
— ¿Seb?
Mi corazón golpea con fuerza contra mi pecho cuando lo veo del otro lado de la puerta. Mi cuerpo reacciona con naturalidad ante su presencia, porque tenerlo en mi mismo cuarto ya se me había hecho costumbre. Pero una parte de mí se sigue sintiendo confundida precisamente por eso mismo. ¿Cómo es que puede darme señales tan contrarias y confusas todos los días? ¿Cómo es que todo esto le resulta tan fácil? Al menos esa es la impresión que me da cada vez que sus palabras y acciones representan caras contrarias de la misma moneda.
¿Qué hace aquí? Espero que no esté pensando en acostarse conmigo solo porque está frustrado, porque ni de broma eso va a volver a pasar como si nada. Conozco sus límites a estas alturas, pero no puede ser que esté tan desesperado. Había sido firme con su decisión ayer, así que ya es libre de hacerlo con quien quiera. No me gustaría que lo hiciera, por supuesto, pero supongo que ya no puedo reclamarle nada. Nunca tuve ese derecho. Y eso lo vuelve mil veces peor porque siento que me arrebataron un privilegio que ya había proclamado como mío.
Pero de todas formas aquí estaba él. Recién salido de la ducha, con su cabello goteando sobre su frente y sus manos contra el marco de la puerta, viéndome con desesperación desde el pasillo. Verlo de esa forma me da la impresión de que salió corriendo de la regadera para venir directamente aquí, como si hubiera tenido una idea a media ducha y temiera que se le fuera a olvidar en cualquier momento. Reconocí enseguida la playera que estaba usando; es la misma que llevaba puesta el día que fui a su habitación a concretar nuestro pacto, y he de admitir que yo misma la había usado un par de veces durante nuestros encuentros fortuitos. Es azul, desgastada del cuello y el diseño deslavado de lo que alguna vez fue el dibujo de un auto de carreras en una pista. Me gusta muchísimo esa playera porque es algo que fácilmente pude haber comprado yo.
— No soy una pérdida de tiempo. — comenta con tono firme. Ya no se escucha molesto como hace rato, pero tampoco usa su característica arrogancia empedernida de siempre. Casi me sentí mal por haberle dicho semejante cosa hace rato, pero no es nada a comparación de lo que dijo él.
— ¿Qué haces aquí?
— Necesitaba a una amiga.
— Me encanta cómo es que solo somos amigos cuando te conviene, Sebastian. Pero qué honor, de verdad. ¿Vienes entonces para gritarme aquí también? ¿O eso solo lo reservas para cuando me preocupo por ti? — le grito, esperando una respuesta congruente a mi argumento, pero no dice nada. Pareciera que está esperando a que termine de soltar lo que necesito decir para continuar hablando él. Y me desespera, porque no es divertido gritarle sin obtener alguna reacción de su parte. Tener una pelea con alguien que no se defiende no sirve de nada.
Sebastian de hace un par de meses hubiera rodado los ojos y levantado la voz. Me hubiera gritado que lo olvidara y que me fuera a la mierda. Se hubiera ido, me hubiera dejado sola, molesta, y maldiciéndolo hasta quedarme dormida. Probablemente lo hubiera empujado en el desayuno por la mañana, y chocado en la carrera de la semana siguiente para desquitarnos. Pero Sebastian de principios de temporada es alguien que ya dejó de existir. Tal vez sea imperceptible para los otros, pero es notorio para mí, y ya no puedo dejar de verlo. Aunque haga las cosas que hace, o repita errores y me confunda cada vez que me habla, cada vez que me toca.
Ya no puedo dejar de verlo de esta forma. Y eso significa que estoy jodida.
— Quiero dormir contigo. — responde luego de quedarse en silencio mientras esperaba a que terminara de recriminarle por lo ocurrido hace rato, ignorando por completo lo que acabo de decirle. Y me toma tan desprevenida que no pongo resistencia cuando pasa a mi lado para entrar a mi habitación como si nada.
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Golden Boy || Sebastian Vettel
RomanceOh, I love it and I hate it at the same time 💛🏎️💛🏎️💛🏎️ El odio entre Avalon y Sebastian va mucho más allá de sus equipos y de la rivalidad que conlleva el deporte. Ambos lo saben, los dos lo admiten y ninguno se esconde. Dispuestos a todo por...