[S] (34)

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I thought the plane was going down
How'd you turn it right around?

***

De haber sabido que iba a llover de esta forma no hubiera cenado hace rato para poder ordenar un chocolate caliente en mi cuarto. Las pesadas gotas azotan contra mi ventana como si estuvieran llamando mi atención para poder entrar, y los relámpagos iluminan ligeramente la ciudad en tonos morados y violetas que no tardan en apagarse solo para aparecer de nuevo luego de pocos minutos.

Es mi clima favorito, mi escenario perfecto, y la única cosa que podría mejorarlo es tener una taza de chocolate humeante, pero Elio me había convencido de pedir tiramisú en la cena, así que no podría ingerir nada más aunque mi vida dependiera de ello. Entonces me conformo con estar a solas en mi habitación disfrutando de la lluvia. Hay un libro nuevo en mi mesita de noche que había estado posponiendo desde hace semanas. Nunca había pasado tanto tiempo sin leer, y me prometí que ya había sido suficiente. Entre más rápido retome mi hábito, mucho mejor. Sin embargo ni bien me había deslizado bajo las sábanas cuando recibo una llamada a mi celular, lo cual me parece extraño porque no entiendo quién podría ser a esta hora. El número aparece como desconocido, así que no tengo ni idea, y no es como que tenga tantos amigos como para que algún nombre se me viniera a la mente.

Literalmente acabo de verlos a todos hace media hora, así que no creo que se trate de alguno de ellos.

— ¿Hola?

— ¡Avalon! Qué bien, temí que no me hubieran dado el número correcto. — dice desde el otro lado de la línea con tono alegre, inclusive me atrevería a decir que fue de alivio. — ¿Cómo estás?

¿Me había perdido de algo? ¿Por qué me habla como si nada hubiese pasado desde la última vez que nos vimos?

— Mamá, ¿cómo conseguiste este número? — de todas las personas que se me pudieron haber pasado por la mente, ella ni siquiera entraba en mis opciones. Creí que a ninguna de las dos nos habían quedado ganas de intentar reconstruir nuestra relación o reconectar de cierta forma. Ya había sido suficiente desastre por un año, supuse que volvería a intentar ponerse en contacto mucho tiempo después. O cuando necesitara algo.

Eso es. Necesita algo.

— No cuelgues, ¿de acuerdo? Y no te molestes tampoco. Solo quería hablar contigo, desde tu cumpleaños que no sé nada de ti más que lo que dicen los reporteros durante la transmisión.

Escucho sus palabras fuerte y claro, pero me toma un segundo realmente comprenderlas porque... ¿había escuchado bien? Entonces era cierto: sí está viendo las carreras. Un par de años tarde, pero supongo que peor es nada. Cuando mi papá me lo había dicho no le creí, pensé que se lo había inventado para intentar hacerme cambiar mi opinión respecto a ella. Mi mente no podía aceptar el hecho de que la misma persona que apagaba la televisión cada que una carrera comenzaba solo para que yo no pudiera verla, sea la misma que ahora está al pendiente de todas. Sobretodo porque ya de nada me sirve que lo haga, ese apoyo lo hubiera agradecido cuando estaba comenzando en este deporte.

— Bueno, ¿y de qué quieres hablar? ¿Qué necesitas?

— ¿Tengo que necesitar algo para hablar con mi mi hija de vez en cuando? — pregunta, y no sé muy bien qué responder porque si bien tengo mil argumentos para darle, no quisiera ser yo quien arruine la paz que por primera vez acompaña nuestra conversación.

— Pues tomando en cuenta que no has hecho el intento por intentar contactarme desde mi cumpleaños, creo que estoy en todo mi derecho de pensarlo.

No responde nada por un instante tan prolongado que por un momento creí que ya no estaba en la línea, pero la escucho suspirar instantes después.

Golden Boy || Sebastian VettelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora