El día en el que el ángel no pudo volar.

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No podía dejar de llorar y temblar aún sosteniéndome con debilidad del lavabo, mi cuerpo temblaba y el tono de mis ojos no dejaba de vibrar en busca de su propio eje.

Había logrado bloquear mi conexión con Blake durante..no puedo ni pronunciarlo. No quería que él lo sintiera, necesitaba mantenerlo a salvo, incluso de lo que me fuera a suceder a mi.

Lo miré detrás mío desde el reflejo del espejo y su sonrisa me causó ganas de vomitar. Tragué en seco suplicando que me dejara solo, lo cual hizo. Al oír el ruido de la puerta mi rodillas se estamparon con el suelo cuando no pude seguir sosteniendo el peso e mi cuerpo. Mordí la manga de mi suéter con fuerza ahogando los gritos que desgarraban mi garganta.

No estaba seguro si yo lo había permitido o tan solo había sucedido, necesitaba quitar su olor de mi piel, de mi cuerpo, era como si se hubiese impregnado en su propio olor.

Me causaba repulsión.

No podría explicárselo a Blake, él va a creer que yo lo busque, que yo quería esto, luego de todo lo que le hice, va a ser lo primero que va a pensar.

Atravesé la puerta de nuestro hogar con las lágrimas aún en mis mejillas, había caminado hasta aquí a pesar de lo lejos que vivíamos, él estaba parado justo enfrente de la puerta, sus ojos estaban rojos y su respiración completamente descontrolada.

— ¿Cómo pudiste..? — pareció querer descifrar el olor en el aire y sus ojos se llenaron de lágrimas.

— Yo no..

— Te acompañé todo este tiempo aguantándome todas tus mierdas, que me trataras como tu jodida mascota personal, solo me follabas como tu muñeco sexual y todo el tiempo tú.. — su voz se quebró y por primera vez vi sus lágrimas deslizarse por sus mejillas debajo del brillo carmín que emitían sus ojos.

— Abuso de mi... — balbuceé pero no estaba seguro si algo de lo que dije se había entendido o tan solo lo grite en mi cabeza.

— Aprende a hablar pareces un jodido niño de kinder y solo.. — se quedó en silencio como si batallara con su propia voz.

— Él.. — el dolor regresó a mi cuerpo y me abracé a mi mismo sintiendo su olor impregnado en mi ropa, arrugue mi nariz asqueado de mi mismo.

— Joder me das asco maldición.. — continuaba insultándome y presionaba sus puños como se frenara de perder el control.

Deslicé mi espalda sintiendo el ardor de los rasguños en la puerta detrás mío hasta que quede sentado en el suelo, me abracé a mis rodillas comenzando a temblar entre gritos ahogados.

— Muévete que quiero irme. — soltó con un tono ronco, era su lobo hablando.

Intentó abrir la puerta con fuerza a pesar de que yo estuviera obstruyéndola, un quejido de dolor se mezcló con mis sollozos cuando la madera golpeó las heridas de mi espalda.

Me violó..él solo..yo..no pude detenerlo lo siento..lo siento tanto..por favor yo.. — murmuré y mi voz temblaba perdida en sus asquerosas manos recorriendo mi cuerpo.

— ¿Qué.. — se arrodilló a mi lado buscando mi mirada pero había escondido mi rostro entre mis temblorosas rodillas abrazándome a mis piernas con tanta fuerza que solo incrementaba el dolor de mi cuerpo.

No le respondí, mi voz comenzaba a ahogarse en mi propio llanto, mi cuerpo temblaba y mi espalda ardía ante las recientes heridas.

— Lo siento..intente que tú no lo sintieras no quería que.. — no lograba terminar nada de lo que estaba diciendo, los recuerdos me golpeaban con tanta fuerza que cada palabra que intentaba pronunciar ardía en cada herida de mi piel.

Sam - Entre sangre y cenizas. (Entre mundos parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora