No me obligues a dejarte ir.

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Caminaba desde un extremo de mi habitación a otra murmurando palabras sin sentido mientras sus mejillas parecían fusionarse con un tomate, lucia avergonzado y estresado, o quizás ansioso. Aún intentaba descifrar sus emociones.

Me miró viéndolo sentado desde el extremo de mi cama, suspiró y se acercó deteniendo su maratón en círculos.

— Lo siento yo.. — murmuró restregando su rostro.

No lo culpaba, todo estaba pasando muy rápido, hace unas semanas su vida era totalmente normal pero ahora vivía con un ángel y dos híbridos, aunque Dylan era casi totalmente lobo, excepto por su lado brujo.

Su hermana tenía una adoración por Dylan y lo hacía trasformarse porque amaba acariciarlo. Él era muy cuidadoso, no quería asustarla o lastimarla, solían correr por horas alrededor del bosque hasta que Erick comenzaba a gritarles que regresaran porque ya era tarde.

Dentro de poco ella cumpliría once, según Erick su dulzura provenía de su signo zodiacal, el cual era piscis, pero aún no entiendo esas cosas.

Pero los humanos tenían cierta fascinación por los signos zodiacales y suelen anclar todo a eso, de hecho una vez en la biblioteca me preguntaron si era capricornio por mi manera de responder, a lo cual respondí que no.

No tengo una fecha de cumpleaños, no es algo que conozca, tan solo lo siento, mi energía se eleva con el cielo y puedo sentir que es el día.

— Lo entiendo Erick, solo dime, ¿qué necesitas saber?. — pregunté dejando el libro que estaba leyendo a mi costado.

Se trataba de lobos y brujos, me gustaba leer, muchísimo. Quizás tanto como a Blake le gustaba la música, es algo de este mundo, pero es bonito.

— Todo..todo.. — respondió exasperado sentándose en el pequeño sillón individual que estaba a un lado de la puerta. — Las manadas de lobos deberían ser de lobos..¿no?..pero tú eres un ángel, Blake no lo entiendo y Dylan...¿lobo?..

— Celestial. — corregí y una sonrisa se asomó por mis labios. — Soy un celestial, pertenezco a la realeza, por esa razón no soy solo un ángel. — él me miró frunciendo su entrecejo pero aún así no me interrumpió. Tomó el libro que antes estaba en mis manos y luego regresó su mirada hacia mi. — Wolfsong.. — respondí el nombre del libro y él lo regresó a la cama alejándolo de sus manos. — Me parece fascinante que un ser humano lo haya escrito, ¿sabes?, que la imaginación humana haya llegado hasta ese punto, es realmente Increíble.

— Ustedes..bueno ellos..¿son así?. — susurró vacilante, algo me decía que ya lo había leído.

Negué recordando de que se trataba aquel libro, no éramos para nada parecidos, aún así a veces el descontrol de Joe me recordaba a Dylan, aunque bueno, no podría compararlos.

— No, no lo somos. — no estaba seguro de cómo le contaría las cosas o por dónde comenzaría, pero debía hacerlo. — Los licántropos no son esclavos de la luna llena, porque bueno, en nuestro mundo eso le pertenece a Selene y a Laylander, son las encargadas de la luz de la luna. — comencé a explicar recordando a aquella mujer que algún día lo fue todo para Aaron, a veces me preguntaba qué sucedió con ella luego de aquel día. — Los lobos nacen de la magia infernal, un espíritu se acopla a su alma, un espíritu animal, el primero fue Blake, posee a Liam. — el símbolo me causó un leve escalofrío al nombrarlo. — Liam fue el primer espíritu licántropo, su peso energético es tan fuerte que es capaz de desintegrar a su huésped, solo Blake ha podido con él, eso explica también porqué es el hijo de Lucifer y..

— ¿Lucifer?.. — interrumpió y lucia completamente perdido.

Tragué en seco intentando contenerme, siempre que lo nombraba sentía mi conexión con él, sabía que tenía algo conmigo, algo con mi creación, y me desesperaba no saberlo aún.

Sam - Entre sangre y cenizas. (Entre mundos parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora