¿Cómo podría sentir?, no tengo un corazón humano.

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Podía sentirlo y escuchar el caos de su corazón, incluso sin el símbolo que nos solía unir de una manera tan intensa que éramos un mismo corazón, una misma alma, todo.

Dylan estaba con Erick afuera, estaban entrenando, ya que era mi Alfa, entendía mucho más sus pensamientos y lo que él sentía. Me sentía seguro a su alrededor, honestamente nunca pensé que llegaría a decir eso, menos sobre Dylan.

Sabía que no le haría daño, tenía cierta adoración por mi pequeña zanahoria, solía ser bueno con él y cuidadoso con sus palabras. Por alguna razón desde que lo protegí de aquella manera hace unas semanas, siempre que estaba junto a nosotros, se encargaba de que todo estuviera bien y de mantener a Blake a raya.

Blake..

Estaba justo enfrente de mi, estábamos de pie, enfrentados como si esperáramos algo del otro. Habíamos entrado en busca de unos lazos dorados que Dylan quería usar para enseñarle a Erick a soltarse en el caso de que lo capturaran junto con los diferentes tipos de amarres. Pero las cosas habían cambiado su rumbo cuando volvió a mencionar a Erick de una forma despectiva como si se tratase de un animal sin valor alguno.

— Estás protegiendo a un maldito humano joder.. — gruñó caminando alrededor de la sala, su voz aún sonaba como la suya, Liam no se había manifestado.

Sus palabras me enfurecían de una manera que no lograba entender, pero quería golpearlo, la manera en la que siseaba su nombre y lo miraba con ese semblante de disgusto constante.

— Basta Blake..ya..basta.. — murmuré sentándome en la silla que encabezaba el inicio de la mesada, habían pasado semanas y aún seguíamos discutiendo.

Jugué con el lazo entre mis manos, era suave, pero tenía sentido, si amarraba las muñecas de Erick con cadenas metálicas, le haría daño.

No. — rugió estampando sus puños contra la mesada, lo miré sin inmutarme.

— Tú te fuiste. — susurré y noté el brillo de dolor atravesar su mirada. — Prometiste que estarías aquí..pero no estuviste..

— Pero estoy aquí ahora, solo me fui un mes y andas revolcándote con un maldito humano.

— No soy tú Blake, no me he revolcado con él. — respondí desganadamente.

— No me lances esa mierda ahora, lo que hice en mi pasado no es quien soy hoy. — respondió tomando asiento a mi lado pero yo seguían viendo el lazo danzando entre mis dedos.

— Eres eso Blake, me controlas constantemente, debo hacer y decir solo lo que tú quieres, ser lo que tú quieres, me dominas todo el tiempo..todo.. — mi voz comenzaba a ser vencida por el dolor, pero no quería llorar, no quería ponerme emocional, estaba cansado. — No quieres estar conmigo por mi, quieres estar conmigo por lo que puedes crear en mi.

— Maldición Sammie, ¿de qué hablas?. — su voz comenzaba a mezclarse en su parte animal y aquello me causó escalofríos. — Te quiero a ti, te amo a ti, todo de ti.

Tragué en seco comenzando a negar, no sabía porqué estaba haciéndole esto, me había dolido que me dejara, que me abandonara. Pero ya habíamos hablado de eso cientos de veces, lo habíamos procesado juntos hasta que llegó el día, pero ahora me sentía tan..yo..

— Mi parte angelical, ¿qué hay con eso?. — pregunté lo que me venía persiguiendo desde que estábamos juntos. — Mi hogar, todo, joder soy un celestial jugando a ser un maldito perro..

Gruñó en respuesta y toda su energía me envolvió, pude sentirlo, estaba molesto pero había dolor en él. Había ido demasiado lejos, pero ya no podía retractarme.

Sam - Entre sangre y cenizas. (Entre mundos parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora