Un olor familiar inundó mis fosas nasales obligándome a seguirlo, mis pasos eran torpes y las ramas de los árboles chocaban contra mi piel. Alcé mi vista deteniéndome en medio del bosque, la noche me abrazaba y la luna era testigo de mi descontrolada respiración.
Blake se había quedado entrenando con Dylan y Erick, estaban enseñándole a ocultar su comportamiento humano con un hechizo que Blake había aprendido en el infierno.
Lisa estaba en la casa de una amiga, Erick al principio se negó porque no sentía que fuese seguro, pero ella era manada, la podríamos sentir, podríamos protegerla incluso a la distancia, eso tampoco lo convenció mucho, pero aún así, la dejó ir.
Pediríamos pizza a la noche, no quise sumarme a el entrenamiento porque luego del ataque de Aaron, mis habilidades estaban descontroladas y tenía miedo de hacerles daño, así que les pedí que me dejaran caminar por el bosque con la promesa de que si algo sucedía, los llamaría.
Blake y Dylan formaron un vínculo muy bonito desde lo que sucedió hace exactamente tres días, no estaba seguro si era algo de licántropos o tan solo comenzaron a llevarse bien y ya. Con Erick era distinto, Dylan aún le tenía aprecio y merodeaba a su alrededor protegiéndolo, eran muy cariñosos mutuamente, pero Blake aún intentaba controlarse, siempre había algo que lo hacía alejarse.
Mis alas se alzaron con fiereza desgarrando mi espalda, el dorado de ellas resplandecía entre las sombras. Me crucé de brazos cerrando mis ojos unos segundos para poder identificar el olor.
— No ha pasado tanto tiempo como para no reconocerme.. — se mufó con cierto tono irónico mostrándose ante mis ojos.
Joder..
Abrí mis ojos sin poder creer lo que mi alma estaba reconociendo, no podía ser cierto.
Se veía tan malditamente hermosa..
Sus ojos brillaban en un turquesa que parecía iluminarlo todo a su paso, su cabello casi dorado caía hasta su cintura, leves ondas y algunos rizos lo decoraban. Llevaba puesto un sutil vestido morado que llegaba hasta sus rodillas, se aferraba a su cuerpo contorneando sus curvas, un escote en v se abría paso y un delicado collar de oro con un cristal dorado yacía en su cuello.
Llevaba unas botitas negras similares a unas texanas que llegaban un poco por encima de sus tobillos, los brazaletes en sus muñecas rechinaron cuando movió sus manos en el aire en busca de mi mirada.
— Emma..joder Emma... — solté en una exasperada respiración y corrí hacia ella, escondí mis alas antes de envolverla entre mis brazos alzándola en el aire, ella rió contra mi oído y sus brazos se aferraron a mi cuello. — Mi hermosa y preciosa Emma.... — murmuré bajándola con suavidad al suelo, mis manos rozaron su cintura y la atraje hacia mi, sus pestañas danzaron contoneando la suavidad de su mirada, sonrió mostrándome sus diente y sus manos fueron hacia mi cabello enredando sus dedos como solía hacerlo alzando su cuerpo sobre sus puntas de pie.
— Mi angelito.. — respondió en voz baja acariciando la piel de mis mejillas. — Tus alas se ven preciosas. — deslizó sus manos hacia mi espalda. — Lo siento tanto.. — susurró rodeando mi cintura con sus brazos, escondió su rostro contra mi pecho, la abracé con suavidad apoyando mi mentón en su cabeza encorvando mi cuerpo hacia ella. — Lo siento..lamento todo..todo..
— Siempre serás mi niña..— dejé un beso en su cabeza, alzó su rostro y nuestros ojos se encontraron. — Siempre serás Emma.
— Pero fui una imbecil..yo..te fallé.. — sus ojos brillaron en un rojo que removió mi lazo con Dylan haciendo que su lobo rugiera contra mis oídos. — Debí haberme quedado, debí haber estado aquí, para ti, para él, para todos.
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Sam - Entre sangre y cenizas. (Entre mundos parte II)
FantasíaContinuación de entre mundos. Este es el segundo libro de la saga. El primer libro está en mi perfil :) El día en el que el ángel finalmente cayó, aquel ser celestial, con tanta luz, que era incapaz de asesinar, cometió el peor de los pecados. ¿Pod...