Tu propio demonio.

0 0 0
                                    

La destrucción del viejo mundo, el nacimiento del nuevo.

Lo primero que escuché fue el rugido descomunal que hizo vibrar las guardas que se alzaban como paredes invisibles alrededor de nosotros ocultándonos del mundo.

El pelaje negro descendió por su piel entre rugidos y gruñidos guturales que me causaban escalofríos, todo de mi quería desarmarse ante su voz, todo de mi era suyo.

Apreté mis puños intentando contenerme cuando el carmín de sus ojos brillando entre los símbolos dorados que parecían decorar todo el cuerpo de la gran bestia ante mis ojos como un perfecto mural digno de museo de arte francés.

La manera en la que los símbolos dorados se distribuían por todo el pelaje negro, era casi perfecto. Brillaban en contraste con la oscuridad que ellos emanaban.

Jadeé dando un paso hacia atrás cuando Liam me rugió enseñando todos sus dientes, parecía que estaba sonriéndome de una manera que podría erizar a cualquiera.

Había vistos cientos de transformaciones en toda mi vida, pero nada se comparaba a esto. Todo en Liam gritaba realeza, era como si tan solo mirarlo te hiciera ponerte de rodillas.

Tragué en seco conteniendo las ganas de enseñarle mi cuello y suplicarle que me mordiera, debía controlarme si quería aprender a luchar.

Los Alfas tienen un tipo de olor y poder que te vuelve sumiso, incluso a los celestiales. Liam al ser el Alfa de todos los lobos y ser el primer espíritu que existió en cuanto a licántropos, tiene un efecto automático en todas las especies.

Incluso los celestiales.

— Es jodidamente.. — mi respiración se aceleró tropezándose con mi propia voz cuando avanzó hacia mi, el pelaje brilló debajo del sol y el dorado de los símbolos vibró en mi dirección. — Difícil...yo..

Mío.

Rugió provocando que algunas zonas de las guardas ardieras resquebrajándose, mi magia vibró contra mi piel en busca de mi propio autocontrol. Cerré mis ojos con fuerza cuando lo sentí navegar en mi lado celestial.

La piel de mi espalda se rasgó en dos caminos alrededor de mi columna vertebral dándole paso a mis alas que se alzaron detrás de mi, eran completamente blancas. Caí de rodillas sosteniéndome con mis palmas contra el césped en busca de no perder tanto la cordura.

Pero yo, soy inmune, debería serlo. Pero al ser mi Shakam, toda mi inmunidad, se revierte.

Tuyo..

Respondí en un hilo de voz evitando verlo, el fuego danzó contra mis plumas hasta que finalmente mis alas ardieron envueltas en fuego celestial.

El rugido descomunal de Liam me obligó a mirarlo, Blake también estaba allí, su voz danzaba entre los rugidos, ambos se encontraban conmigo.

— Mi querido ángel..

Blake se sentía tan cálido, pero tan malditamente dominante. Era la primera vez luego de tantos años que finalmente Blake lograba una transformación completa sin perder el control.

Logró hacerlo gracias a que mi magia envenenó su esencia por dos años, lo que lo hizo recurrir a Liam para sanar, eso los unificó a niveles imposibles dejando que ambos gozaran de la libertad que antes no poseían.

— Es como si... — intenté hablar pero todo se sentía tan fuerte que quería revolcarme con él por todo el puto césped e impregnarme de su olor, de su calor, de él. — Joder.. — una risa nerviosa se deslizó por mis labios, me acomodé sobre mis rodillas y los ojos grises de Blake se alzaron por encima del carmín. — Ya había sentido tu control y todo esto de..ya sabes.. — el lobo caminó hacia mi hasta que finalmente se dejó caer contra mi cuerpo, mis manos se hundieron en su pelaje hasta llegar a su piel, su gran hocico descansó sobre mis piernas entre suspiros y gruñidos que mis caricias le provocaban. — Pero ahora que tú y él son uno, es como si..

Sam - Entre sangre y cenizas. (Entre mundos parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora