🌻celoso 🌻

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Harry trabajaba con el ceño fruncido maldiciendo internamente a los chiquillos que se atrevieron a entrar ese día a su repostería, había trabajado desde las ocho de la mañana al tener que entregar un pedido, su Omeguita se encontraba mirándole desde su columpio usando un bonito conjunto deportivo verde menta y sus calcetitas blancas, viendo al Alfa gruñir enojado ya que más temprano había llegado un grupo de cuatro adolescentes quienes compraron un paquete de galletas que se atrevieron a comer en la mesita de Louis dejando morosas por todo el piso, además de que jugando golpearon uno de los floreros de decoración el cual se rompió en pedacitos.

-Ragazzi idioti-. Gruñó barriendo los trocitos de vidrio.

-No maldigas Alfa- regañó el cachorro empujandose un poco con el piecito para columpiarse.

-Rompieron mi florero-. Gruñó tirando los cristales en el bote correspondiente.

-Pero fué un accidente-. Respondió mirándole enternecido. -Además les cobraste el doble por las galletas, no creas que no me di cuenta-. Rió girando el columpio.

-No hay excusas, si vuelvo a verlos los correré a escobazos-. Bromeó guardando la escoba antes de inclinarse para besar los labios rositas del Omega. -No lo gires amor, te vas a marear-.

Louis asintió encogiendose más entre las cobijas y continuó arrullandose hasta que se quedó dormidito de nuevo haciendo sonreír a Harry quien pensaba que ese pequeño columpio había sido un excelente regalo.

Continuó su trabajo concentrado mientras pensaba seriamente en comprar algún ventilador o aire acondicionado pues el calor tendía bastante a encerrarse en la cocina y eso le molestaba. Suspiró con una sonrisa espolvoreando las bonitas galletas con azúcar antes de empacarlas una por una con delicadeza y tener listo el pedido. Gruñó cuando el picante aroma a canela llegó a su nariz llamando la atención de Louis quién corrió para abrazarlo.

-¿Qué pasa Alfita?-. Preguntó viendo a la molesta pelirroja acercarse al lugar.

-¡Harry buenos días cariño!-. Gritó logrando hacer gruñir al Omega.

-Vete-. Soltó el Alfa sin siquiera mirarla mientas metía sus nuevas galletas al horno antes de regresar a la caja. -La última vez que viniste te pedí amablemente que dejaras de llamarme con ese tipo de apodos que nunca autoricé, no quiero volver a atenderte ni verte cerca de mi negocio, gracias-. Respondió caminando a la puerta para abrirla esperando que se largara.

-¡Vete boba!-. Gruñó el omeguita corriendo hacia ella siendo detenido por Harry.

-Ey no golpeamos gente Louis. Estoy esperando a que te retires-. Habló viendo a la chica mirarle sorprendida. -Llamaré a la Policía-. Respondió rodando los ojos antes de soltar la puerta y acercarse al mostrador sintiendo a Louis esconderse detrás de él.

-¡Ya está bien me voy! Adiós cariño-. Recalcó logrando hacer gruñir de nuevo a Louis quién le mostraba sus pequeños colmillos con molestia viéndola salir.

-Ya basta cachorro, no dejes que arruine tu día alguien insignificante-. Sonrió acariciando sus mejillas delicadamente.

El Omega se dejó abrazar sintiendo a Harry sisear para arrullarlo antes de ser levantado y engancharse a su Alfa como si su vida dependiera de ello.

-No permitas que las personas manejen tus emociones amor, no sabes si esa loquita tiene problemas mentales tranquilo-. Pidió acariciando su carita para frotar su nariz en un besito esquimal. -¿Quién quiere mucho a este nene?-. Sonrió.

-Mi papi-. Murmuró avergonzado dejándose mimar por Harry.

-Te prometo que nadie va a separarnos amor-.

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