𔓕.ᅠ ᅠᅠ𝗬𝗢𝗨'𝗥𝗘 𝗦𝗨𝗖𝗛 𝗔 𝗣𝗥𝗘𝗧𝗧𝗬 𝗕𝗢𝗬 ˒
ᅠᅠᅠᅠ ⸻En 𝟭𝟴𝟵𝟵, la era de los forajidos
ᅠᅠᅠᅠ y los pistoleros estaba llegando
ᅠᅠᅠᅠ a su fin. Estados Unidos se convirtió
ᅠᅠᅠᅠ en una tierra de leyes y el...
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ᅠᅠᅠᅠLa noche estaba más viva que nunca en la ciudad de Blackwater, las tabernas estaban a rebosar y muchas mujeres se encontraban ganando más dinero del que nunca habían llegado a imaginar. No había ningún acontecimiento especial más allá de la idea colectiva de que esa noche sería una que jamás iban a olvidar y, sin pretenderlo, toda la ciudad estaba envuelta en una fiesta.
En una de las tabernas, dentro de una de las habitaciones que se alquilaban por el módico precio de un dólar, un hombre parecía estar a punto de descubrir cosas sobre sí mismo que jamás llegó a imaginar, ¿La culpable? Una verdadera tormenta que portaba el nombre de Natalie Miller.
—Vamos, querido, no te haces a una idea de la cantidad de hombres que me han intentado convencer con frases como esa y después los he tenido suplicando por más.
—Yo soy...
—"Yo soy un hombre de verdad". ¿Era eso lo que ibas a decir?
Y sin dejarlo responder, Natalie acercó al hombre hacia ella para besarlo, con el único propósito de dejarlo exactamente como ella quería. Esta vez había hecho una buena caza, el hombre tenía un gran porte y, por sus ropas, se veía que poseía una gran cantidad de dinero. Además, tenía su clase, era un hombre alto de cabello corto y oscuro, con unos ojos tan negros como el carbón que le daban cierta profundidad a su rostro bien marcado y definido.
Quizá demasiado bien marcado.
Poco a poco fue llevando al hombre en dirección a la cama, consiguiendo que primero se sentase en el colchón haciendo sonar los muelles del mismo. De manera casi ceremoniosa, las prendas de ropa empezaron a desaparecer por ambas partes hasta quedar completamente desnudos. Natalie hizo que él se tumbara en la cama y ella se colocó encima.
No sabía su nombre, ni siquiera le importaba, pero ya se encontraba saltando encima de él posando las manos en su pecho y sintiendo las manos de él sobre su cintura, acariciándola de una manera que hacía parecer la escena hasta romántica.
—Nunca había hecho esto antes —dijo el hombre en un segundo de descanso. Gotas de sudor caían por su frente por el calor del momento mientras acercaba una de sus manos al pecho de la chica.
—Ya lo sé.
—Eres una chica impresionante —añadió apretando levemente el pecho de ella, haciéndola coger aire por un momento.
—Ya lo sé.
Natalie se agachó para volver a besar al hombre introduciendo su lengua en la boca de él, supo así que tampoco había hecho nada de eso antes ya que sus movimientos eran de lo más torpes e incoordinados con los de ella. Al cabo de unos segundos, los movimientos de él empezaron a adaptarse mejor a los de Natalie, a la vez que ella retomaba el vaivén de sus caderas sobre el hombre.
