ᅠᅠ cap 7. sadie adler

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ᅠᅠ ᅠᅠ Tras lo ocurrido con Micah Bell días atrás y varios encargos más de los que Natalie tuvo que encargarse por petición de Dutch, la mujer se había ganado un merecido descanso. Decidió pasar ese día en el campamento para reponer fuerzas y charlar con algunos miembros de la Banda, trataba mucho con Dutch, Arthur y Javier, pero más allá de allí había perdido mucho contacto con el resto de miembros.

Lo primero que hizo tras levantarse fue cambiarse de ropa por una más fresca, empezaba a hacer algo de calor en el estado de New Hanover y no apetecía ir con grandes chaquetones de piel. Escogió una de las camisas que le robó a Arthur unos años atrás, era una camisa azul con rayas muy finas blancas.

Después, decidió ir hacia la gran olla que había junto al carro de provisiones para comer un buen plato del guiso de Pearson, llevaba días comiendo carne de caza mal cocinada a la hoguera y ya le apetecía un buen plato de comida.

—Arthur —dijo Natalie, al encontrarse con el hombre de frente. También se había cambiado de ropa a una más fresca.

Qué guapo estaba.

—Natalie, ¿qué tal has dormido? —preguntó con una media sonrisa, mirando disimuladamente de arriba a abajo a Natalie.

—Bastante bien. Aunque ya empieza a hacer algo de calor. ¿Vas a algún lado?

—Voy a hacer algunos trabajos más para Herr Strauss, si que le ha prestado dinero a gente ese viejo austríaco, y en tan solo tres semanas —Arthur rió suavemente mirando a Natalie—. Hoy tengo que visitar a un hombre llamado Downes, creo.

—Ten cuidado, Arthur —le dijo Natalie, frunciendo levemente los labios para después sonreír.

—Yo siempre lo tengo, Natalie —respondió él, agarrando su sombrero levemente para después ir en dirección a su caballo.

Natalie no pudo evitar mirar a Arthur mientras él se dirigía hacia su caballo. Una vez se alejó, Natalie soltó un suspiro y volvió a girarse para continuar con su comida.

Mientras paseaba por el campamento con el plato en la mano, no pudo evitar escuchar unos sollozos que provenían desde el fondo del campamento. Se acercó lentamente hasta que pudo distinguir la voz de Abigail junto a la mujer que rescataron de los O’Driscoll en la montaña, Sadie Adler.

—Es que… Lo echo mucho de menos —dijo Sadie con la voz temblorosa.

Al escuchar su voz, Natalie sabía que Sadie había estado llorando mucho. Por lo que le contaron sus compañeros mientras estaban en las cabañas, los O’Driscoll habían matado a su marido y no era raro pensar que le hicieron algo a ella mientras estaban en su casa. Pobre mujer, todo su mundo cambió en tan solo un par de días.

—Claro… Eso no hace falta ni decirlo —le contestó Abigail, posando su mano en la espalda de Sadie.

—¿Qué voy a hacer?

𝗣𝗥𝗘𝗧𝗧𝗬 𝗕𝗢𝗬,ᅠ arthur morgan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora