𔓕.ᅠ ᅠᅠ𝗬𝗢𝗨'𝗥𝗘 𝗦𝗨𝗖𝗛 𝗔 𝗣𝗥𝗘𝗧𝗧𝗬 𝗕𝗢𝗬 ˒
ᅠᅠᅠᅠ ⸻En 𝟭𝟴𝟵𝟵, la era de los forajidos
ᅠᅠᅠᅠ y los pistoleros estaba llegando
ᅠᅠᅠᅠ a su fin. Estados Unidos se convirtió
ᅠᅠᅠᅠ en una tierra de leyes y el...
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ᅠᅠᅠᅠLa calma que parecía haberse instaurado en el campamento desapareció en el momento que Sadie irrumpió con la noticia de que Colm O’Driscoll había sido capturado por los agentes de la ley de Saint-Denis y que sería colgado al día siguiente. Todas las calles de la ciudad hablaban del suceso, algunos —probablemente víctimas de los golpes de la banda de los O’Driscoll— se encontraban deseosos de ver a ese hombre con una soga al cuello.
Los ojos de Dutch se iluminaron ante tal noticia, sonriendo maliciosamente tras las palabras de Sadie.
—Y nosotros vamos a asegurarnos de que eso ocurra —terminó por decir la mujer. Su mirada se dirigió a Natalie, buscando el apoyo de su amiga.
Natalie suspiró, no podía no hacerlo, estaba completamente agotada y no quería seguir participando en nada que fuera referente a la banda; pero sabiendo todo lo que Sadie había sufrido por culpa de Colm, viendo como la sangre de su amiga hervía bajo la simple idea de que ese hombre de mala muerte se escapase de la muerte de vuelta… No podía decirle que no a Sadie tras ver esa decisión en sus ojos que una vez ella también tuvo.
—Está bien —dijo Natalie con la voz firme, dedicándole una pequeña sonrisa a su amiga.
Se pusieron manos a la obra, siendo Natalie y Sadie quienes organizaron gran parte del plan, sin realmente permitir que Dutch ideara nada y obligándole a excusarse con un “Os lo dejo a vosotras, hijas” al darse cuenta de que no sería capaz de participar.
Mientras Arthur y Dutch se vestían con los uniformes de los agentes de la ley a los que habían conseguido derribar sin ser descubiertos; Natalie y Sadie se arreglaron para pasar desapercibidas entre las calles de Saint-Denis. Sadie no tenía ningún problema, pero el nombre de Natalie había sido bastante mencionado esas últimas semanas debido al atraco al banco, y no podía arriesgarse a ser descubierta.
Arthur sería el principal encargado de asegurarse que todo fuese según lo planeado, llegando a la azotea del edificio frente al cual se encontraba la horca. Mientras, Natalie, Sadie y Dutch procurarían mantener a los O’Driscoll a raya y así evitar que creasen cualquier distracción para poder liberar a su líder.
La mujer, en compañía de Sadie y Dutch, dio un repaso rápido al lugar. Se trataba de una pequeña plaza llena de vegetación en cuyo centro, en lugar de encontrarse una fuente o una estatua, se encontraba la enorme estructura de madera que durante tantos años la había aterrorizado. A un lado, entre dos agentes, se encontraba Colm, atado de manos y pies, mientras repasaba la multitud en busca de sus compañeros a través de los pequeños agujeros que tenía la bolsa de tela que cubría su cabeza.
Suspiró, algo agotada, y se hizo paso entre la muchedumbre, buscando con la mirada a las personas que podía reconocer como O’Driscoll. Eran fáciles de identificar, ellos creían que no, pero sus actitudes tensas los delataban por encima del resto de las personas presentes, quienes observaban la escena expectantes.
