ᅠᅠ cap 12. josiah trelawny

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ᅠᅠᅠᅠHabían pasado unos días desde el incidente en la taberna de Rhodes y, a pesar de que las relaciones con la familia Gray se habían tensado un poco, ellos seguían contando con diferentes miembros de la Banda para continuar su disputa con la familia Braithwaite o para solucionar sus problemas personales. 

Los problemas entre esas dos familias llevaban décadas atormentando a la ciudad de Rhodes que, a pesar de su belleza, se había convertido en un lugar indeseable de visitar por la mayoría de turistas, quienes preferían ir directamente a la sucia ciudad de Saint-Denis —la cual Natalie esperaba no tener que visitar nunca—. Esto había provocado que cada vez más, la ciudad se sumiera en un vacío sin fondo, aún sin haberse recuperado de la guerra, y con toda su población —o la gran parte de esta— completamente borracha y enfadada por razones que se salían del entendimiento de los pobres desgraciados que se atrevieran a pisar la ciudad.

Un lugar encantador, cuanto menos.

Dutch había mandado a John, Javier y Natalie hacia la mansión de los Braithwaite, la otra familia que formaba parte del enorme culebrón que atormentaba a la ciudad de Rhodes. Primos casándose con primos, todos viviendo en la misma casa, antiguos dedicados a la venta de esclavos —hasta que esta fue abolida en los Estados Unidos— y con unos sementales que podían darles mucho dinero.

Eso era lo que les interesaba.

Con anterioridad John había investigado desde lejos la zona, en busca de los caballos, para ver cuánta seguridad podían llegar a tener. Los Gray les habían contado que los sementales de Catherine Braithwaite —la matriarca de la familia— podían llegar a costar cinco mil dólares, y no podían rechazar una propuesta de trabajo como aquella.

—¿Es que los caballos de la señora Braithwaite cagan oro? —preguntó Natalie, mirando por los prismáticos en busca del establo donde se guardaban los sementales—. ¿Por qué valen tanto dinero?

—Se supone que son de pura raza, todos ellos, y uno de ellos es albino —respondió John, mirando al cielo con las manos sobre su cintura—. Ese tiene que valer más dinero todavía.

—¿Estáis seguros de que los Gray nos han dicho la verdad? —preguntó ahora Javier, usando los prismáticos de Natalie, en busca también del establo.

—¿Por qué nos mentirían? —preguntó John, algo incrédulo. 

—Probablemente por el problema que tuvimos hace unos días en su taberna, con uno de los miembros de su familia —puntualizó Natalie, alzando una ceja. Soltó un largo suspiro y se levantó del suelo, donde llevaba tumbada un buen rato mientras observaba la enorme parcela de los Braithwaites. Se sacudió la tierra de su ropa antes de hablar—. ¿Cómo vamos a entrar? 

—Podemos hacernos pasar por compradores de sus caballos —dijo Javier, aún observando el lugar con sus prismáticos—. Solo veo a un hombre en el establo, podemos acabar con él y llevarnos los caballos. 

𝗣𝗥𝗘𝗧𝗧𝗬 𝗕𝗢𝗬,ᅠ arthur morgan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora