ᅠᅠ cap 26. decadencia

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ᅠᅠᅠᅠUna pequeña lágrima se deslizó por la mejilla de Natalie mientras continuaba hablando de todo lo que le había estado ocurriendo a la banda esas últimas semanas. Tenía una sonrisa entristecida decorando su rostro y su mirada fija en las palabras grabadas en el trozo de madera frente a ella.

Hosea Matthews”

—...Y hemos rescatado a John —terminó por decir, sonriendo con su mirada ahora fija en el montón de tierra que cubría el cuerpo del que fue su figura paterna durante tantos años—. Ni siquiera sé si volveremos a estar todos juntos… o al menos los que quedamos vivos.

Natalie tragó saliva, sintiendo un escalofrío recorrer todo su cuerpo tras la idea de no volver a ver al resto de sus amigos. Levantó su mirada, enrojecida e hinchada, y la dirigió a las tumbas de Hosea y Lenny, para después cerrar sus ojos. Juntó sus dos manos, ya arrodillada, y volvió a hablar:

—Por favor, no dejéis que les pase nada malo. Protegedlos.

Abrió sus ojos y, respirando profundamente, se levantó del suelo, sacudiendo la tela de su pantalón para limpiarlo de la tierra que se había quedado pegada a ella. Se dió la vuelta en dirección a su caballo y se acomodó sobre la montura, dio una última mirada a las tumbas, decoradas con unos ramos de flores blancas que ella misma había dejado allí, y retomó su camino.

El camino de vuelta fue silencioso mientras poco a poco el lúgubre pantano la cubría por completo. Las ramas de los árboles se las arreglaban para tapar toda luz que pudiera llegar a la mujer que cabalgaba lentamente por los caminos del pantano hasta que, el atardecer que cubría el cielo, quedó completamente cubierto.

Respiró profundamente, ya habían pasado más de dos semanas desde que salvaron a John de la prisión, y otras cuantas semanas desde que Arthur y los demás desaparecieron en el océano de camino a Dios sabía dónde. La esperanza por volver a verles era cada vez más pequeña, pero Natalie se aferraba a la idea de que, tarde o temprano, les volvería a ver.

Al llegar al campamento, no había nadie fuera para recibirla, lo que provocó que su corazón se detuviese asustada. Los caballos seguían ahí, tranquilos mientras comían; los carros seguían en la zona y las pisadas en el maloliente lodo eran recientes. Pero no había nadie vigilando los alrededores para asegurarse que nadie indeseable les encontrara. 

Bajando de su caballo, el sonido de las voces de sus compañeros en el interior de una de las cabañas llamó su atención. Caminó hacia allí cautelosa, no sabiendo realmente qué era lo que estaba ocurriendo.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Natalie, aún con su voz algo temblorosa.

Al escuchar la voz de la mujer, todos se giraron alegremente para recibir a Natalie. Sadie fue a abrazarla, Charles le dio una palmadita en la espalda y el pequeño Jack corrió para verla, muy feliz.

𝗣𝗥𝗘𝗧𝗧𝗬 𝗕𝗢𝗬,ᅠ arthur morgan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora