𔓕.ᅠ ᅠᅠ𝗬𝗢𝗨'𝗥𝗘 𝗦𝗨𝗖𝗛 𝗔 𝗣𝗥𝗘𝗧𝗧𝗬 𝗕𝗢𝗬 ˒
ᅠᅠᅠᅠ ⸻En 𝟭𝟴𝟵𝟵, la era de los forajidos
ᅠᅠᅠᅠ y los pistoleros estaba llegando
ᅠᅠᅠᅠ a su fin. Estados Unidos se convirtió
ᅠᅠᅠᅠ en una tierra de leyes y el...
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ᅠᅠᅠᅠAl cabo de varias horas, unas muy largas horas, en las que Natalie terminó por contarle a Javier lo que le habían dicho a ella cuando volvió al campamento junto a Sadie, Arthur regresó. Inmediatamente, Javier dirigió una mirada rápida pero para nada discreta al hombre, casi amenazante.
La realidad era que Javier estaba harto de ver a Natalie de esa forma por culpa de alguien como Arthur. Estaba tan ciego que no era capaz de ver a la chica tan maravillosa que tenía detrás y se quedaba dando vueltas en su pasado como si este pudiera regresar a ser su presente.
—¡Ey! ¡Natalie! —exclamó Arthur sonriente, levantando la mano para llamar su atención mientras iba hacia ella.
Él nunca había hecho eso antes.
Javier se levantó del lado de Natalie y empezó a caminar en dirección a Arthur, chocando su hombro.
—Espero que sepas lo que haces, amigo.
Arthur miró extrañado a Javier durante unos segundos antes de continuar su camino hacia Natalie, algo confuso. Natalie respiró profundamente y se levantó también del suelo, viendo como Arthur se acercaba cada vez más y más hacia ella. Tragó saliva y notó su corazón ir más rápido de lo que normalmente iba, su respiración se entrecortó y sintió sus ojos llenarse lentamente de lágrimas que no iba a permitir que él viera.
—Lo siento, Arthur, tengo cosas que hacer —dijo simplemente, con la voz algo cortada, dejando al hombre con la palabra en la boca.
Pasó por delante de él a paso rápido, yendo en dirección a la tienda de Dutch para hablar con el líder de la Banda. Necesitaba que le diera un trabajo, el que fuera. Estaba en su día de descanso pero ya lo tendría otro día, necesitaba distraerse como fuera para no pensar en todo aquello.
—Dime que tienes algo que hacer, lo que sea, yo me encargaré —le dijo a Dutch directamente, pillando al líder completamente por sorpresa.
—¿Estás bien, hija? Ya está anocheciendo… —preguntó él, algo preocupado por la actitud de Natalie.
Siempre había estado muy comprometida con todos los asuntos de la Banda, pero nunca le había pedido un trabajo de esa forma.
—No, por eso mismo. Quiero centrarme en otra cosa.
—Ahora mismo no tenemos nada que hacer, aún tenemos que vender esos bonos ferroviarios de Cornwall pero de eso se está encargando Hosea —le explicó, pidiéndole a la chica que tomara asiento unos minutos—. Creo que lo mejor es que descanses, Natalie. Con todo respeto, hija, pero no te ves muy dispuesta para hacer algo en estos momentos. ¿Qué ha ocurrido?
