ᅠᅠ cap 24. la señora T

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ᅠᅠᅠᅠPasadas unas noches, Natalie empezó a tomar mejor el control de sí misma y de la Banda, sintiéndose responsable de los destinos de todos sus compañeros y preparada para defenderles ante cualquier cosa que se pusiera frente a ella. La mujer respiró profundamente mientras observaba el fuego crepitante y escuchaba de fondo la voz de Josiah, quien había empezado a hablar de todo y nada al mismo tiempo.

—No me estás escuchando, ¿verdad, querida? —preguntó el británico, sonriendo tiernamente al ver a la mujer tan concentrada en sus propios pensamientos.

—Lo siento —se disculpó la mujer—, ¿qué me decías?

—Decía… —carraspeó el hombre, sujetando sus propias manos—, si querrías venir mañana a comer con mi esposa y conmigo en nuestra casa. Nuestros hijos no estarán, la señora T los dejará con la vecina para que jueguen con sus hijos en el parque. 

Natalie abrió los ojos sorprendida, se esperaba de todo menos esa proposición. Lo pensó por unos segundos y, antes de poder siquiera dar su opinión respecto al tema, Josiah volvió a hablar. 

—Te vendrá bien distraerte de todo esto que está ocurriendo por al menos unas horas —dijo, levantándose de su asiento y tendiéndole la mano a Natalie—. Además, la señora T tiene muchas ganas de volver a verte. 

—¿No sería peligroso que regrese a Saint-Denis tan pronto? —preguntó, tomando la mano del hombre para ayudarse a levantarse del asiento.

—Tengo un amigo que posee una diligencia, te llevará sin problemas hasta la puerta de mi hogar y te recogerá a la salida —resolvió, sonriendo mientras ambos daban un pequeño paseo hasta la puerta de la cabaña en la que Natalie se quedaba—. Te recogería en el cruce del puente antes de entrar en Saint-Denis. 

Natalie lo pensó por un momento antes de dar su respuesta. 

—Está bien, ¿por qué no? —aceptó ella, dándole un abrazo a su amigo una vez llegó a su puerta—. Muchas gracias por todo, Josiah. 

—Ni te molestes, Natalie. Es lo menos que puedo hacer —respondió, restándole importancia con un gesto con la mano—. Descansa, querida. Nos veremos mañana para comer. 

—Hasta mañana. 

Natalie le sonrió una última vez y entró en la cabaña, dejándose caer en el colchón viejo de la cama en la que ahora dormía. Encendió una lamparita para tener algo de luz y, abriendo uno de los cajones de su mesita de noche, sacó su diario. 

Algunos dibujos decoraban aún sus páginas, pero la mayoría de ellas estaban cubiertas de textos interminables con todos y cada uno de los pensamientos que pasaban por su ocupada cabeza. Sacó un lápiz de su zurrón y comenzó a escribir todo lo que había ocurrido ese día, incluyendo la invitación de Trelawny. 

𝗣𝗥𝗘𝗧𝗧𝗬 𝗕𝗢𝗬,ᅠ arthur morgan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora