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Se había vuelto una costumbre para Jimin amanecer en el Rover de Yoongi, o quizás madrugar en la casa de algún extraño mientras ellos estaban encerrados en alguna habitación besándose, o tener que escaparse por la ventana a las dos de la madrugada porque un ebrio Min le había rogado acompañarlo al parque.

Se había acostumbrado pues ya esto llevaba dos meses enteros ocurriendo sin falta. En reiteradas ocasiones, cuando Yoongi se sentía totalmente vacío y destruido, en lugar de recurrir a una navaja, había comenzado a recurrir a los besos de aquel rubio que lo hacía olvidarse las penas, cosa que jamás había logrado. Lo besaba de manera tan pura, con tanto afecto y nada de deseo, que Yoongi no quería despegarse jamás.

Sin embargo, esta vez era diferente, esta vez era Jimin quien necesitaba aquel afecto, era él quien estaba rogando por que alguien lo sostuviera en sus brazos y no lo soltara jamás, que lo besaran con amor y no con deseo.

Pero aquello no ocurriría, pues era difícil que otros lo tomaran en cuenta cuando no expresaba sus necesidades en voz alta. Constantemente trataba de complacer a otros, perdonando y aceptando, en lugar de demostrar realmente cómo lo hacían sentir. Temía expresarse y comenzar a ser una molestia, volverse complicado y que otros no quisieran soportarlo.

Y es que, cuando constantemente notas que las personas te aprecian cuando eres complaciente y los dejas pisotearte, te acostumbras a que solo así serás apreciado, a que solo así no serás abandonado.

Sin embargo, eso no quitaría el hecho de que Jimin comenzaba a sentirse como un envase siendo llenado con constancia, que se terminaría quebrando inevitablemente. Su necesidad de poner a otros por encima y minimizar con constancia sus sentimientos, solo hacía que estos se agruparan hasta crear la más vasta tormenta que en cuestión de segundos arrasaría con todo a su alrededor.

Posiblemente los malos tratos de sus padres en la infancia, y su necesidad de aclararle que era una molestia y solo debía esperar a que los demás estuvieran dispuestos a quererlo, eran tan solo un treinta por ciento del relleno del recipiente.

Pero, la relación con Seokjin donde fue utilizado, o al menos así lo llegó a sentir, donde suplicó amor de un alma que estaba igual de roto al darlo, donde se trataron de amar fingiendo ser otros, posiblemente lo hizo llegar al cincuenta por ciento.

Su situación actual con Yoongi, donde lo quería por convenciencia, solo cuando le convenía y solo para pasar el rato estando ebrio, posiblemente había subido a un sesenta por ciento. Y, finalmente, su amistad con Soyeon que lentamente se desmoronaba, ya que ella se enojaba cuando Jimin no hacía lo que decía y esto solo hacía al rubio temer al contarle las cosas, posiblemente había rellenado otro diez por ciento.

Jimin hasta ahora posiblemente estaba al setenta por ciento, algo que hubiese considerado soportable y quizás no gran cosa, si la noticia no le hubiese caído como un balde frío en los hombros esta mañana: sus padres iban a divorciarse.

Las únicas figuras que consideraba más presentes en su vida, que —aunque no fuera mucha— le daban atención y cuidaban de él, su imagen del amor se estaba separando. Ahora tendría que soportar dos navidades, dos cumpleaños, dos casas y posiblemente conocer a dos nuevas parejas.

Su envase se encontraba al ochenta por ciento.

Sentía que su vida iba en picada lentamente y nadie le estiraba la mano para tratar de ayudarlo o sujetarlo. Sentía que se le destruía cada porción de alegría que alguna vez había conseguido alcanzar en cuestión de segundos.

Y claro que suponía el divorcio, últimamente no veía a su padre en casa y lo único que escuchaba eran quejas de su madre al teléfono, que cesaban cuando su hijo se acercaba a ver lo que ocurría. Suponía que algo ocurría, pero no sabía que ese algo era la destrucción de su pilar más importante: su familia.

wish you were sober | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora